Más allá del PRI, hay tres figuras políticas que emergieron de ese instituto político que, si bien siguen vigentes su fuerza, igualmente política, ya no tiene el gran peso de antes, en donde llegaron a determinar el futuro del territorio michoacano.
Si, se trata de ya dos ex priistas, Fausto Vallejo Figueroa y de Jesús Reyna García, así como el aún priísta, Ascensión Orihuela Bárcenas, quienes, en su momento, demostraron que juntos eran prácticamente imbatibles más allá de las elecciones.
Incluso, hasta hoy en día, pese a no tener el agudo activismo de hace algunos años siguen siendo enormes referentes de cuadros políticos partidistas, en donde un número importante tiene importantes cargos públicos, repartidos en los tres niveles de Gobierno.
Sin embargo, hoy en día, por diferentes circunstancias, en las cuales llegaron a dramáticas confrontaciones que por las ansías del poder, entre ellos, impidieron en más de una vez la victoria de su partido político.
Confrontaciones fuertes, duras, radicales, cuasi de mentadas de madre, tanto que sería casi imposible demandarles que lanzara la primera piedra quien, de los tres mencionados, esté libre de traiciones.
Hoy en día, ninguno de los tres se habla entre sí, bueno, no es para menos, cada cual en su momento le puso el pie al otro y viceversa para que fueran derrotados ellos mismos o algunos de sus seguidores.
El incómodo encuentro
Hace días, en algún lugar de Morelia, a la hora del desayuno, estaban no solo en mesas diferentes, sino en áreas diferentes: Jesús Reyna en terraza; Fausto Vallejo, en el patio; y Chon Orihuela, en el interior.
Saludé a los tres, claro, uno por uno, les dejé entrever a cada cual, que ahí estaban sus enemigos políticos, claro, ellos ya lo sabían, algunos sonrieron, otro no mostró ninguna gracia y si una mueca de desaprobación.
Como saben, uno de ellos se ladeó con los morenistas, sin serlo, situado alfiles, uno hasta en una secretaría, pese a tener un perfil atelarañado, en el actual Gobierno de Michoacán, presidido por Alfredo Ramírez Bedolla.
Otro, de los tres, con menos circunstancias políticas a su favor, que no suerte, apenas ubicó a sus alfiles en el Gobierno de Morelia, a cargo del ex panista y actual independiente, Alfonso Martínez Alcázar.
Y, el último, ante la imposibilidad de situar a su más preciado cuadro, optó por el retiro, no exactamente espiritual, administrar, casi de tiempo completo, sus bienes adquiridos a través de años.
Cantera
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