La carta difundida por el abogado de Ismael “Mayo” Zambada, este sábado, puede tener los efectos de una bomba de profundidad porque aporta coherencia a una narrativa que mezcla evidencias de narcopolítica en el seno de la cuarta transformación, junto a indicios crecientes de pugnas al interior del movimiento que regentea el presidente López Obrador: el hombre fuerte que muestra a Claudia Sheinbaum como invitada a una mesa que bloquea el espacio de ésta para construir una presencia propia.
Con esta carta, no estamos sólo ante los dichos de un criminal sobre los que debamos construir distancia. El operador más hábil que hayan tenido las mafias sinaloenses siembra interrogantes tóxicas, en principio, para el gobierno estatal del morenista Rubén Rocha, que en 2021 ganó el cargo del brazo de López Obrador, del que ha sido anfitrión en al menos media docena de ocasiones, la última de ellas este mismo sábado, cuando el mandatario acudió al estado acompañado, desde luego, por la doctora Sheinbaum Pardo.
Esta crisis en marcha se acentúa porque algunos actores de la presente historia sostienen con Rocha pugnas sordas desde hace años, por motivos mucho más allá de la política. El peso de López Obrador mantuvo las cosas en un cauce manejable. Pero lo que ocurre en Sinaloa encerraría un ánimo de revancha que podría surgir en otras regiones del país según se acerque el ocaso del obradorismo.
Rocha Moya, de 75 años, nacido en Badiraguato -como buena parte de los jefes del cartel de Sinaloa-, parece ser, a la vez, la causa y la primera víctima propiciatoria de esta crisis. Se derrumba la versión oficial del asesinato de su jurado enemigo político Héctor Melesio Cuén (dirigente del local Partido Sinaloense y cacique de la Universidad Autónoma de Sinaloa), ocurrido el mismo 25 de julio en el que Zambada fue secuestrado para ser entregado al gobierno de Estados Unidos, como asegura él mismo y confirmó el viernes el embajador estadounidense Ken Salazar.
Zambada asegura en su misiva haber visto a Cuén Ojeda en el mismo lugar en donde fue sometido, y sostiene que aquél fue asesinado en ese sitio. Refiere también que acudió a esa cita acompañado de cuatro escoltas, sobre dos de los cuales (uno de ellos, jefe policial del estado, dice) se desconoce su paradero.
Cuén fue adversario inicial de Rocha en las campañas del 2021. El propio López Obrador lo acusó, durante un mitin, de saquear a la UAS. Pero ya con las elecciones en puerta, el dirigente de Morena, Mario Delgado, viajó a Culiacán para firmar una alianza con el PS. Rocha asumió el poder en diciembre de 2021de la mano de Cuén, al que designó secretario de Salud…, sólo para cesarlo en mayo de 2022 y destapar una pugna que al siguiente febrero ya acumulaba decenas de denuncias penales, amparos y una ley para someter al gobierno del estado a la UAS, que cuenta con un presupuesto anual de 6,000 millones de pesos. Ahora Cuén está muerto.
En la elección del 2021 se multiplicaron señalamientos de injerencia del narcotráfico en favor del oficialismo. Una decena de colaboradores de aspirantes del PRI fueron secuestrados la víspera de los comicios, y pese al temor, menudearon las denuncias sobre casillas robadas o quemadas por comandos con armas largas. La candidata priísta por Badiraguato, Guadalupe Irbe, renunció a la postulación el mismo día de las votaciones tras enterarse que entre los plagiados se hallaba su hermano. La tarde de la jornada electoral el aspirante a la gubernatura por el Institucional, Mario Zamora, declaró a la prensa que todo había terminado “con los resultados que (ellos) pretendían”, y pidió que se pusiera en libertad a los secuestrados, lo que ocurrió en las horas siguientes.
Toda esta historia y sus ribetes no agotará por influjo de una mañanera. Al contrario, es posible que esta crisis apenas esté comenzando. Y que sus efectos se extiendan mucho más allá del arranque del gobierno Sheinbaum.