De calles empedradas y empinadas, Tlalpujahua ha sabido conservar el ambiente minero que en antaño le dio la actividad y que le ha valido ser Pueblo Mágico desde el 2005, cuando obtuvo la denominación.
Ubicado a 136 kilómetros de Morelia, la “tierra del tezontle”, por el significado de su nombre en náhuatl, es un pueblo enclavado en una zona serrana que ve pasar año tras año a las Mariposas Monarca.
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Su arquitectura virreinal, sus casonas con balcones y el socavón “Dos Estrellas” que hoy funge como Museo, dan muestra de su pasado minero.
Pero Tlalpujahua es más que eso, baste recordar la elaboración de esferas, esculturas de cantera, cerámica y su delicioso pan de pulque y conserva.
Su arquitectura combinada con el clima semi frío ha sido comparada con escenarios europeos; de entrada, cuenta con la Parroquia del Carmen y el convento Franciscano, el Mercado de la Libertad con sus cocineras que preparan menudo y mole en cazuelas, así como los comerciantes de barbacoa, carnitas, guisados y tortillas hechas a mano.
Por sus calles cuenta con diversos locales que ofertan prendas de lana, vinos y licores, además de pan que se elabora en hornos de leña. Otro de sus atractivos es la Casa y la Villa de Santa Claus que ofrecen miles de diseños de esferas, aunque también los artesanos independientes realizan sus decoraciones en talleres ubicados en cualquiera de sus 10 tenencias.
Tlalpujahua, es un pueblo minero y lleno de esferas
El museo Dos Estrellas o llamado también la antigua mina de oro se decretó de tal forma en 1998; fue una de las minas más importantes y productoras de oro y plata en México, sin embargo, el 27 de mayo de 1937 ocurrió un accidente que cobró la vida de 300 personas, debido a que la lama de las extracciones se desbordó, sepultando la parroquia de El Carmen y sus barrios.
Pese al acontecimiento antes dicho, la cultura de Tlalpujahua no se reduce en eso, pues la fabricación de esferas ha colocado al municipio en la lupa a nivel mundial, aparte se ha hecho acreedora al nombre “el pueblo de la eterna primavera”. El pionero de esta tradición fue Joaquín Muñoz Orta, que aprendió el oficio en Alemania, lo implementó en su tierra natal y hoy en día su familia conserva 60 años de historia.
Esta actividad se ha vuelto una de las principales fuentes económicas de la demarcación, sobre todo por la Feria de la Esfera, que se celebra cada año y que comienza a principios de octubre y culmina a mediados de diciembre, periodo en el que cerca de 500 artesanos ofrecen sus productos, y en particular pueden producir hasta 20 mil esferas, lo que se traduce a 250 mil pesos por temporada.
Tlalpujahua, un espacio donde se elaboran figuras y utensilios con barro
A las afueras de Tlalpujahua, en un área boscosa se ubica el Taller Escuela Aca Cerámica que dirige el señor Gustavo Bernal, quién se ha dedicado durante más de 30 años a la elaboración de figuras y utensilios con barro.
El maestro ceramista afirma que en el lugar acepta a estudiantes de kinder hasta personas mayores y no solicita papeles, sino solo interés por conocer la técnica más antigua que es el arte del barro, para que conozcan la elaboración de objetos desde bajas a altas temperaturas.
En el amplio taller hay decenas de figuras que fueron hechas utilizando los cuatro elementos del universo: tierra, fuego, aire y agua haciendo uso de la química, física, matemáticas y diseño.
El barro lo extrae de un cerro cercano, sin embargo, este primer material denominado “barro greña” debe pasar por varios procesos para limpiarlo ya que viene con cuarzos, arenas, materia orgánica, raíces o animales que no sirven para la cerámica.
El proceso consiste en sumergir el barro en agua durante 24 horas, luego deshacerlo con los pies y posteriormente tamizarlo. Después dejarlo en un recipiente un agua para que se asiente, para pasar a secarlo por una semana y media. Ya cuando se tienen el barro en una especie de crema se pasa a una plataforma de yeso para que absorba el agua. Finalmente queda una pasta en forma de plastilina.
Para formar las piezas, el artesano amasa la pasta con la técnica de cabeza de res para dejar homogéneo el barro y el amasado de caracol para quitar las burbujas. Luego pasa a una mesa con un turno donde coloca el material y realiza los diseños.
El artesano afirma que en una hora puede realizar 80 piezas, sin embargo, esto le costó 32 años de aprendizaje. A pesar de que este taller está al alcance de la población de manera gratuita, Gustavo afirmó que no tiene estudiantes locales, sino que provienen del Estado de México, Ciudad de México, Cuernavaca, Querétaro o Morelia, pero solo asisten al lugar de vez en vez o en temporada de vacaciones.
El Parque Nacional Rayón, un sitió histórico que no querrás perderte
El Parque Nacional Rayón es un sitio histórico al haber sido campo de operación durante la Guerra de Independencia y cuartel general de los hermanos Rayón, originarios de Tlalpujahua.
Cuenta la historia que, en 1812, los hermanos Rayón y otros insurgentes, se fortificaron en el cerro del Gallo, para incrementar sus tropas, fundieron y fabricaron fusiles, cañones y otras armas y establecieron una imprenta. Un año después, las tropas realistas tomaron Tlalpujahua y obligaron a los insurgentes a abandonar el cerro.
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El 29 de agosto de 1952 se decretó esta área con el fin de garantizar su conservación y detener la explotación de madera y cal que se efectuaban en ese lugar. Tiene una superficie de 25 hectáreas.
Hoy el espacio es un Parque Nacional, espacio obligado de visita durante la estancia en Tlalpujahua.