Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Yolanda Sereno Ayala se enamoró del arte plumario luego de entrevistar en Tlalpujahua a Gabriel Olay, uno de los pocos herederos de la técnica, tanto que incluso inició un Taller-Escuela que funciona desde hace más de 25 años y que este 2022 retomó su actividad luego de la pausa obligada por la pandemia. De hecho, planean montar dos exposiciones, una en Pátzcuaro y otra en el Museo Regional Michoacano.
"En un principio me dediqué al periodismo y al hacer entrevistas sobre el patrimonio cultural de Michoacán me encontré con el arte plumario, me enamoré y empecé a investigar", expresó en entrevista la promotora de este arte.
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Luego de mostrar imágenes para mostrar la minuciosidad requerida por este trabajo, Sereno Ayala refirió la historia de esta expresión creativa, casi desaparecida en el siglo XX.
La promotora contó que "en Pátzcuaro, Don Vasco de Quiroga hizo una escuela de arte plumario porque vieron que los purépechas tenían una gran facilidad artística, pues en el pasado prehispánico hacían mosaicos con plumas de aves, se usaban para escudos, banderas y penachos. Las plumas eran un mensaje de belleza, protección y dignidad".
Entonces, añadió, los evangelizadores encauzaron dicha expresión "a la religión que, hasta cierto punto, venían a imponer". De esta forma, entró a un periodo en el que se hicieron imágenes de santos, vírgenes y ornamentos como casullas y mitras "con reproducciones de escenas litúrgicas. Muchas de estas piezas se encuentran en museos de Alemania, España, Italia y Suiza".
La presencia de este arte mexicano en Europa se debe en parte a que "eran enviados como regalos para jerarcas eclesiásticos y los reyes; era muy apreciado".
El esplendor novohispano de los plumajeros fue del siglo XVI al XVIII; sin embargo, a partir del XIX "se fue perdiendo. De hecho, piezas de la época colonial sólo hay en los museos de Guadalupe en Zacatecas y de arte virreinal de Tepoztlán Morelos, no hay más; podemos decir que al iniciar el siglo XX fue un arte perdido. Gabriel Olay, quien afirmaba que sus antecesores habían sido plumajeros, tenía la idea de revivir este arte y se fue a vivir a Tlalpujahua", mencionó Sereno Ayala.
Ahí, dijo, Gabriel Olay se dedicó a realizar reproducciones de escudos prehispánicos, "que por cierto, unas 15 piezas suyas fueron compradas por el gobierno del estado, las cuales ahora la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) tiene en bodegas y ni siquiera se dan a conocer", puntualizó.
Técnicas y materia prima
A decir de la promotora cultural, hay diferentes formas de obtener las plumas, "estas provienen de la pelecha de las aves, desde gallinas hasta periquitos australianos; también Estados Unidos exporta las de pavo y hasta por internet se pueden obtener desde Europa. Hay una infinidad de maneras pero de ninguna manera se mata ningún ave", indicó.
Otras cosas que se investigan es sobre los pegamentos, los tintes naturales que se pueden aplicar y las técnicas, que fundamentalmente son tres: penachos, elaborados a base de anudado, mosaico y textil con plumas.
Por otra parte, es honesta al afirmar que el arte plumario "no es una actividad popular que dé para vivir de él; sin embargo, tiene mercado y es conocido en bazares de Ciudad de México o lo compran coleccionistas de arte que lo compran y valoran".
El Taller Escuela
El espacio que montó Sereno Ayala para aprender, difundir y promover la disciplina, el Taller Escuela de Arte Plumario Quetzal, estuvo primero en la tenencia de Tiripetío, a donde llegó por respaldo de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
"El secretario de difusión cultural, Armando Escobar me propuso que empezara un curso en el Ex Convento, justo donde en el siglo XVI hubo una escuela de artes y oficios para revivir un pasado".
Luego de seis años, debió cambiar su sede a Morelia porque "era mucha la demanda, estuvimos trabajando en el Museo del Estado, en la Casa Natal de Morelos y poníamos exposiciones cada año, en las cuales se mostraba el avance de los talleristas; han sido más de 40 expos".
Ese ritmo fue interrumpido con la llegada de la pandemia en 2020, por lo que hasta 2022 el Taller Escuela Quetzal pudo retomar el trabajo. Sobre esto, afirmó que actualmente "estamos en el Museo Regional Michoacano, todos los sábados de 11:00 a 14:00 horas y es gratuito".
Es contundente al afirmar que actualmente "podemos decir que solamente en Michoacán se está haciendo arte plumario" de una forma más amplia, pues añadió que hay esfuerzos pequeños en Veracruz, Puebla, Ciudad de México y Monterrey.
