Morelia, Michoacán.- Adornados con flor de cempasúchil, fruta, botanas y otros alimentos, los caballitos de madera de Cuanajo lucen de pie en las ofrendas dedicadas a los santos difuntos.
En esta localidad de Pátzcuaro, estas ornamentas se elaboran en honor a aquellas personas que tienen apenas un año de fallecidos, explica Perla, quien esta Noche de Muertos junto a su familia le pusieron su altar a su tío Celestino.
"El significado del caballito es que es el medio de transporte de la ánima para que lleve toda la fruta que le ofrece la comunidad. Trae también su crucecita y sus velitas", explica.
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De acuerdo a la tradición, son los hombres los que tienen que cargar hasta la ofrenda esta pieza; mientras que las mujeres portan canastas. A cambio, se les agradece con tamales y tequila. Al igual que a cualquiera que acuda a ser parte de esta fiesta.
"Es nuestra obligación ofrecerles una botella de tequila a los que traigan caballitos; a quienes nos traen solamente ofrendita les damos tamales o un ponchecito".
Para este homenaje se preparan desde días antes todos los integrantes de la familia que preparan la comida en cantidades desmesuradas puesto que reciben visitantes, incluso de otros países como China, España y Uruguay.
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En el altar se le colocan todos los platillos que al fallecido le gustaban en vida. En el caso de Celestino, además de estar repleto de frutas, se puede observar una botella de cerveza y las playeras de los Pumas, su equipo de futbol favorito.
Una vez que culminan la Noche de Muertos, todo empieza a ser repartido equitativamente entre los familiares. El siguiente año, Perla volverá a ser casera pues su abuelo perdió la vida previo a esta celebración.