Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El casco antiguo de la ciudad presenta espacios emblemáticos que a veces se encuentran uno tras otro. Uno de estos casos se puede apreciar cuando se dirigen los pasos hacia la zona oriente del centro, pues al caminar alrededor de la fuente de Las Tarascas también son evidentes el Acueducto, la Calzada de San Diego y el Callejón del Romance, siendo este último el lugar preferido de muchas parejas para reafirmar su amor.
Si el paseo se debe a la festividad de San Valentín o el Día del Amor y la Amistad, entonces cualquier caminante que pase por el callejón transitará por una especie de umbral que va de los locales turísticos del mercado San Lucas y el movimiento neurálgico de la avenida Madero, hacia la relativa tranquilidad de la calle 20 de noviembre.
Te puede interesar: Febrero mes único y con mucha historia ¿Conoces su origen?
A falta de historiador, la visita en esta ocasión tuvo que tener su respaldo con fuentes electrónicas, en específico desde la esfera del internet.
Luego de revisar en tres páginas diferentes dedicadas al turismo, las tres coinciden en contar que este callejón fue construido a finales del siglo XIX, primero con el nombre de
“Callejón de la Bolsa” y luego cambió su apelativo a “Callejón del Socialismo”.
Ahora, el espacio contempla a turistas, caminantes y parejas, pero en sus inicios fue una calle en la que residían obreros de una fábrica de jabón; al ser una zona habitacional, se trataba de un sitio que también era frecuentado por comerciantes de leche y carbón.
Las fuentes electrónicas no refieren mucho respecto a lo que ocurrió en las décadas siguientes. Pero una cuarta fuente dice que la fábrica cerró y las casas fueron abandonadas, pero el gobierno federal las expropió y rentó a particulares, hasta que finalmente las adquirió.
Luego, a mediados de los sesenta del siglo XX comenzaron con labores de remodelación en el espacio. Gracias a esto, se agregó cantera en las fachadas, la instalación de fuentes, farolas y jardineras. Al parecer, fue el 29 de septiembre de 1965 en que se le dio de manera oficial el nombre de Callejón del Romance.
Al navegar por entre los laberintos electrónicos, encontramos que el nombre “Callejón del Romance” se debe al poeta Lucas Ortiz Benítez, un escritor michoacano nacido en 1904 en Taretán, que entre otras cosas escribió el Romance de mi Ciudad, un poema en octosílabos donde el autor hace alusión a distintos espacios de Morelia. De hecho, sólo basta dar una vuelta por el Callejón para ver placas con versos de dicha obra.
En este punto, la Enciclopedia de la Literatura en México (ELEM) es más precisa y generosa que las primeras tres -y escuetas- páginas turísticas, pues señala que Lucas Ortiz Benítez fue prosista, cuentista y poeta, en cuya obra abordó temas de la provincia mexicana y tuvo influencia de Federico García Lorca y Ramón López Velarde.
Señala también que Lucas Ortiz estudió en la Escuela Normal para Maestros de Morelia e impartió clases en esa institución. Pero no estuvo relacionado únicamente a la capital del país, porque también fue profesor en las escuelas normales de Uruapan y Coalcomán, además de que fue director del Centro de Educación Fundamental para la América Latina (CREFAL), en Pátzcuaro.
El Callejón contiene un fragmento de su obra, al igual que pensamientos y dedicatorias de quienes han acudido al lugar en los últimos tiempos para realizar un rito digno del amor romántico: la pareja debe tener consigo una cinta roja, con el nombre de cada uno en las esquinas, también un candado que se dejará en el callejón.
La idea es amarrar la cinta al candado para simbolizar así el amor duradero. Sólo basta caminar por la bocacalle para comprobar el número de personas que han recurrido a esta convención, aunque las feministas tienen otra palabra para esto.
Aunque, también es justo decirlo, hay parejas que van a hacer ritos dignos de la libre expresión sexual, algo que se puede inferir por otro tipo de letreros, colocados por los vecinos, en los que se amenaza a quienes hagan “cochinadas” con una llamada a la policía: la batalla universal entre puritanismo y corporalidad que seguro este 14 de febrero tendrá otro capítulo.