Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Este 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBT+, el PRIDE, y en México se sigue con la lucha de visibilizar, pero sobre todo de entender la diversidad y las diferencias que existen en la humanidad desde el inicio de los tiempos.
Aunque para muchos podría ser moda, hay que recordar que la atracción entre personas del mismo sexo se remonta a las sociedades y culturas más antiguas, aunque poco se habla de ello por ser un tema censurado en muchas ocasiones.
Son diversos frentes los que se han sumado para mostrar que se requiere de entendimiento, aceptación y tolerancia, pues la comunidad LGBTIQ+ es parte de la sociedad mundial.
Uno de esos frentes que con mayor frecuencia se han sumado es el séptimo arte, mostrando trabajos independientes en salas alternativas, donde cientos de personas pueden identificarse y ver algunas situaciones o problemáticas que ellos también han pasado.
Pero ¿qué tan sencillo es ser actor gay en la industria cinematográfica nacional que pese a ser independiente puede tener ciertos tabúes, rechazo o agresiones para quienes se desenvuelven en ella?
El actor de 32 años, Armando Espitia, quien recientemente visitó la ciudad para presentar la película “90 días para el 2 de julio”, la cual protagonizó al lado de Luis Arrieta, y en la que se cuenta el amor clandestino de un político mexicano de un partido conservador con un joven en el norte del país.
La historia basada en hechos reales acontecidos hace 10 años y los cuales fueron noticia nacional fueron plasmados hace dos años en la pantalla grande por el cineasta Rafael Martínez García, a quien también entrevistamos sobre las historias con temática LGBT y su proyección en el séptimo arte.
Esta historia cobra nuevamente relevancia en el mes del Orgullo, para que más personas, jóvenes y adultos puedan observar y reflejarse en cómo han tenido que ocultar sentimientos y amores ante el qué dirá de la sociedad.
El amor no se esconde
Nació en 1991 en la Ciudad de México, y su camino se ha desarrollado de manera independiente, sin formar parte de ninguna empresa que le ate o someta a ciertos estándares ante la cámara. Su formación comenzó en 1995 al estudiar música y formar parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil Blas Galindo, para el 2006 su camino en la actuación lo vio nacer, pero no fue sino hasta el 2013 cuando apareció en su primer proyecto cinematográfico llamado “Heli” en el cual fue dirigido por Amat Escalante, dicha cinta fue estrenada en Cannes.
Recientemente también participó en el proyecto televisivo “Hasta que te conocí”, historia de la vida de Juan Gabriel.
“Yo voy a hablar desde mi entorno que principalmente es en la CDMX, pero seguro en Michoacán es distinto. Allá sí han cambiado cosas para la comunidad, esto no es de un día para otro y tampoco veremos todas esas modificaciones que quisiéramos de la noche a la mañana, pero sí sigo creyendo que hay mucha más apertura y eso lo veo en las nuevas generaciones. Una semilla se sembró para que ellos puedan hablar del tema, expresar sus emociones y su sexualidad sin temor alguno, como a nosotros sí nos tocó”, comentó en exclusiva para este medio.
Más allá de un sentimiento homosexual, “90 días para el 2 de julio” muestra ese primer amor por el que todo ser humano pasa, los sentimientos que se atraviesan, los aciertos y errores que se comenten y la idea de que será para toda la vida, pese que el amor no lo puede salvar todo.
¿Qué tan difícil es ser actor LGBT?
Pero ¿cómo ha sido su paso ante el escrutinio de los reflectores y los fuertes requisitos en los castings por los productores?, ¿su orientación ha sido limitante para algún personaje?
“De mí no he sabido y me da gusto no saberlo ya que eso siempre se lo dicen al mánager. Pero sí he escuchado comentarios de ‘a ese actor se le nota mucho’, ‘ese actor es muy gay, muy afeminado’, lo he escuchado y eso genera miedo a uno que se identifica como homosexual, yo al menos no cuido normas, prefiero ser sincero y como soy. Evidentemente como en todo, en la industria debe haber gente homofóbica que no nos quiera en sus proyectos”.
A lo anterior agregó: “Yo sé que debo estar en los proyectos donde la gente valore lo que soy, yo creo que estas situaciones para alguien más joven podría destruirle la autoestima o generarles trastornos alimenticios pues hace unos días me criticaron en un proyecto porque la ropa no me cerraba, lo que dije fue que yo había ido a hacer mi trabajo y que ellos consiguieran atuendos de mi talla. Yo no me he querido hacer famoso porque he querido cuidarme, porque de cierta forma me da inseguridad”.
Con un camino dentro de la cinematografía ha podido colaborar en dos películas con temática LGBTIQ+, “90 días para el 2 de julio” y “Te llevo conmigo”, las cuales se han alejado de ser exclusivas para la comunidad, pues afirmó esas historias son humanas y con personajes construidos en entornos importantes como las elecciones para gobernadores.
“Pasan más allá de ser cintas gays, y la respuesta de la gente ha sido la empatía con las historias de amor, más allá que sean protagonizadas por personas del mismo sexo, el que sea una historia homosexual queda en segundo término”.
Ese contar de historias ha movido, para bien o para mal, a las autoridades para que se sumen al movimiento, y muestra de ello, dijo, era la bandera que ondeba en Palacio Municipal de Morelia, la cual se encontraba a sus espaldas, y al verla le generó una grata sorpresa.
“Es cierto, si las autoridades están visibilizando a la comunidad es por expresiones culturales como las películas donde les damos voz, así como los movimientos sociales, entonces esto que estoy viendo de la bandera aquí, es una respuesta a todo lo que hemos hecho por los derechos de las minorías”.
Consiente que ante el ojo público y la sociedad mexicana aún no está del todo normalizado que dos mujeres o dos hombres se demuestran cariño públicamente, él, desde su universo personal, ya logró cambiar las cosas.
“La sociedad aún necesita esconder cosas, todavía necesita dejar temas amorosos y sexuales detrás de una puerta, en secreto y eso lo plasma Luis Arrieta en su personaje de ’90 días para el 2 de julio’, pero la dirección de la sociedad debería ir en la dirección opuesta. Cuando la gente ve esta cinta, conecta y se acuerda de su tío, su papá, su primo, su hermano, su amigo, esos seres que han tenido que esconder un amor o tener una doble vida con una mujer o con un hombre”.
Ante la pregunta de si él ha escondido algún amor o le ha tocado ser escondido, respondió: “No, ¡ah carajo! ¿Qué me escondan? ¡Ojalá que no! (risas), yo cuando tenía 15 años les dije a mis padres mi orientación y salí del clóset ante ellos, no fue fácil, pero no me fue tan mal como he escuchado con otras personas. Yo decidí ya no más escondites y desde entonces he tenido una vida muy clara”.
Burlas para los gays en el cine
Aunque parte del público se ha mostrado en contra de que cada vez existan más historias LGBT, afirmando que no todo debe centrarse en este tipo de tramas, el joven actor dijo que la representación y exhibición de largometrajes y cortometraje aún es minoritario.
“A todas esas personas que piensan que todo va en este camino, les pediría que echen un vistazo a las estadísticas, y las cintas LGBT siguen siendo las menos o además si hablamos de otras minorías como los indígenas, cinta dirigidas por mujeres, los números son más bajos, nos sigue aplastando la hetero norma”.
A lo anterior agregó: “Lo que se sigue viendo en cines, televisión y plataformas son historias hetero normadas, yo creo que escuchando de los temas, los normalizamos y los aceptamos”.
Las puertas para las nuevas generaciones
A inicios de los años 2000, en televisión abierta se presentaban diversas series de televisión mofándose de la homosexualidad, a más de 20 años de distancia y pese a que se siguen re transmitiendo, Armando Espitia aseguró que la figura o acciones ya son más cercanas a la realidad, y no por la televisión, sino por los proyectos que se han plasmado en otras ventanas como las plataformas.
“Mostraban al gay femenino, del que se burlaban y el que quería ser una niña. Yo con mucho orgullo puedo decir que hay representaciones dignas actualmente, como la cinta ‘Te llevo conmigo’ que habla de dos migrantes homosexuales que mantiene una relación hace más de 10 años, a partir de estos dos proyectos LGBTIQ+ en los que he colaborado, se me ha invitado a muchos más y si bien, no hay que aceptarlos todos justo por la forma en la que nos abordan, porque estamos en un momento crucial donde queremos cambiar la representación y las problemáticas que se retraten de nuestra comunidad deben ser más profundas y no superficiales”.
Con el paso de los años, se dice satisfecho por sumar a través de su trabajo a que las situaciones cambien en las nuevas generaciones.
“Ellos sacarán del espacio las cosas o proyectos que no lo merecen. En lo que respecta a las generaciones más grandes, no he tenido ninguna grosería hacía su trabajo o persona”.
Pero sí recordó cómo en Estados Unidos, un crítico de cine con orientación gay, le agredió, “Esto sucedió con la película ‘Te llevo conmigo’ que está en Amazon Prime, la estrenamos en el Festival de Sundance, yo estaba en la primera fila sentado y un señor de 70 años vino a retirarme de una manera muy racista, no me quitaron pero lo sentaron a mi lado, escuché sus comentarios que solo estaría cinco minutos y se iría, no sabía que yo era el protagonista y que con quienes se peleó también eran los personajes reales de la historia”.
Continuó: “Se quedó toda la película, lloró y quiso abrazarme, yo obviamente no lo permití. Cuando con los personajes reales ya nos íbamos a subir a la camioneta, nos alcanzó este personaje y nos remató con otro comentario racista entre lágrimas, les dijo ‘gays morenos y blancos somos lo mismo, no conocía su lucha, perdón por no saber de dónde vienen', pese a esto, le genera una palomita para el cine, de cómo cambia percepciones”.
El cineasta Rafael Martínez García, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, recordó que actualmente están diversos festivales LGBT donde se visibilizan los trabajos.
“Hay una muestra en Colima y el Festival Mix en la Ciudad de México que es de diversidad sexual. El cine es una herramienta de educación y comprensión que nos abre los ojos para crear empatía y pensar que tal vez una persona a poco centímetros de nosotros, está atravesando por lo que pasan los personajes de mi película ’90 días para el 2 de julio’”, explicó Martínez García.
¿Qué falta por hacer?
El cine, recordó, Armando Espitia se convierte en una herramienta para las generaciones adultas por entender un poco la lucha o sufrimiento de sus propios hijos, y entender que el camino de aceptación, primero personal, y después ante la sociedad, no es fácil.
“La historia de ‘Te llevo conmigo’ hizo que mi papá me pidiera perdón, me abrazó y me dijo que no sabía cuánto daño podría causar el querer que yo fuera otra cosa. Si yo pude hacer un cambio con mi papá, espero que eso pase con más personas y así puedo morir tranquilo”.
Por su parte Rafael Martínez García, comentó que el séptimo arte es un medio de comunicación de mensajes efectivo, “el amor nos puede salvar, a pesar de que el mundo diga que se debe ocultar entre cuatro paredes, no lo hagan”.
Finalmente el actor comentó, el año pasado escribió un guion para un corto que está a punto de comenzar y en el cual abordará una relación amorosa entre dos hombres donde se tocará el tema de la violencia y el machismo en las relaciones homosexuales.
“Pues esta situación claro que existe y debemos plasmarlas, ya que la violencia de género en nuestro país está fuertemente impulsada por el machismo y por la idea de lo que significa ser hombre, el que provee, demuestra, compite y cuida pero ¿qué pasa en la relación cuando los dos son hombres?”, concluyó.