FICM 2022: Villa Olímpica y los hijos de los refugiados

El documental se verá el 24 y 25 de octubre en el Cinépolis centro, pero también tiene aseguradas proyecciones en Chile y otras en nuestro propio país para los siguientes dos meses

Francisco Valenzuela | El Sol de Morelia

  · domingo 23 de octubre de 2022

Foto: Cortesía | Sebastián Kohan

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El sentimiento del desarraigo es, más allá de los motivos históricos y sociales, el eje del documental Villa Olímpica, recuerdos de un mundo fuera de lugar, dirigido por Sebastián Kohan, que tendrá su presentación en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).

El realizador nació en Chile, pero la dictadura obligó a sus padres a refugiarse en México, así que desde pequeño habitó en la Villa Olímpica, un complejo de departamentos que originalmente se diseñó para albergar a los atletas en los Juegos Olímpicos de 1968, y que después fue el área donde se aglutinaron familias de Sudamérica que tenían que huir por razones políticas.

Con el tiempo regresó a su país, pero ya no encajó en una sociedad que lo veía como “el mexicano”, cosa que se fue perdiendo más al momento de residir en otras ciudades como Madrid y Buenos Aires. Este hombre de todas partes y de ninguna a la vez decidió que era el momento de documentar en cine la vida de los hijos de los exiliados que crecieron en la Villa Olímpica, pues es una generación peculiar que tuvo a unos padres heroicos, pero que por sí mismos no habían tenido la oportunidad de contar sus historias.

Foto: Cortesía | Sebastián Kohan

En entrevista para El Sol de Morelia, cuenta que abandonó México cuando tenía 13 años y regresó tres décadas más tarde. “Vi la Villa Olímpica y supe que ahí había un peliculón, pues fue una de las comunidades de refugiados más grandes del mundo; incluso, me pareció increíble que nadie hubiese tocado el tema”.

El ángulo que le interesó a Sebastián no fue directamente el de la lucha social en los años 70, sino el cómo crecieron esos niños extranjeros en un país hospitalario, pero con su propia cultura, muy separada de Sudamérica. “Nosotros no éramos mexicanos, éramos del sur, o eso creíamos, porque cuando se terminaban los conflictos llegaba una especie de OVNI y nos abducía. Sabíamos pues que un día íbamos a regresar, y cuando eso me pasó, en Chile me dijeron mexicano, y ese día explotó todo, porque nos quitaron la identidad”.

El proceso de investigación, escritura y realización llevó poco más de cinco años, mientras que conseguir testimonios no fue tan complicado en la medida que sus padres tenían a la mano el contacto de sus antiguos vecinos. “Pero yo no quería contar la historia de nuestros padres, quería contar la historia de nosotros, los que no habíamos tenido la oportunidad de hacerlo, porque nuestros papás son un monumento encima nuestro, son héroes, guerrilleros, inalcanzables”.

El documental se verá el 24 y 25 de octubre en el Cinépolis centro, pero también tiene aseguradas proyecciones en Chile y otras en nuestro propio país para los siguientes dos meses.