Cineastas michoacanos, contra la extinción del Foprocine

Coinciden en que el fideicomiso debe descentralizarse, pero no desaparecer

Francisco Valenzuela | El Sol de Zamora

  · miércoles 15 de abril de 2020

Foto: Cortesía Cuartoscuro

Morelia, Mich. (OEM-Infomex). Ante la posibilidad de que desaparezca el fideicomiso que sirve como sustento financiero del Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine) cineastas michoacanos consultados por El Sol de Morelia fijaron su postura y evalúan los escenarios si no se blinda a esta herramienta creada para producir óperas primas, documentales, películas experimentales y proyectos surgidos de escuelas especializadas.

El pasado 2 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador emitió un decreto que ordena la extinción de todos los fideicomisos públicos que no tengan estructura orgánica, mandatos o análogos de carácter federal en los que funjan como unidades responsables o mandantes. A un fideicomiso se le puede describir como un contrato en el que una persona física, moral o ente de gobierno (denominada fideicomitente) transmite y destina bienes, derechos o recursos a una institución fiduciaria para que los administre en beneficio de una tercera persona.

Bajo esas características es que se encuentra el Foprocine, un fideicomiso creado durante la administración de Ernesto Zedillo (1994-2000) que con el paso de los años ha ganado en cuanto transparencia y democratización, aunque sigue siendo muy centralizado. Bajo este apoyo se han concretado películas como La Camarista, La región salvaje, Sueño en otro idioma o Post Tenebras Lux, solo por citar algunas que han sido premiadas en festivales internacionales.

Aunque la Secretaría federal y el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) asumieron públicamente que defenderían la subsistencia del Fondo, la comunidad artística se ha manifestado en contra de la posible extinción, pues representaría una gran fractura financiera para hacer películas de calidad.

Para el realizador michoacano Adrián González Camargo, quien está en la etapa de posproducción de la cinta El origen de las princesas, en México hay una relación demasiado estrecha entre cine y Estado, es decir, una dependencia muy alta. “Creo que debe existir una obligación institucional para fomentar el cine de calidad, distinguir bien dónde está su cadena de valor que no necesariamente se ajusta a ganancias en taquilla. En ese sentido, si llegara a desaparecer el Foprocine, perderíamos toda esta clase de producción; no es que se muera el cine mexicano, pero sería un golpe para el cine que tiene una presencia prestigiada en los circuitos internacionales”. Añade que es necesario un reordenamiento en éste y otros fondos culturales, los cuales deben descentralizarse, ser más transparentes y enfocarse a las necesidades específicas de cada región en el país. Y, de paso, buscar que la industria cinematográfica no dependa tanto de las figuras estatales, que se acerquen a la iniciativa privada y viceversa.

Juan Pablo Arroyo, director de la película Día Seis, lamenta que fideicomisos como Foprocine estén en la cuerda floja.

Antes de este tipo de incentivos no se hacían más de 15 películas en el país, y después de los mismos subimos a 160, 180. Claro que se deben hacer depuraciones, porque no todas las producciones son de calidad; hay que descentralizar y acabar con los favoritismos que por supuesto existen, ser estrictos con la elección de guiones, por ejemplo

El director de Almas Rotas, también en posproducción, acepta que si no tienes el “sello” de Imcine u otras figuras institucionales estás un poco fuera de la jugada, de los circuitos de exhibición en el país. Por ello, clama por depurar y descentralizar incentivos, con el propósito de que se privilegie la calidad por encima de la cantidad. “Lo importante es que se mantengan los apoyos, que se mejoren y no desaparezcan, pero que en toda esta coyuntura también se distingan las necesidades prioritarias para el país. Hay que revalorarlo en esta emergencia sanitaria, donde las necesidades son otras”.

Santiago Ortiz-Monasterio, productor de películas como El viaje de Keta, es actualmente beneficiado por el Foprocine para producir una serie que está en fase de realización. “Es un fondo que le sirve mucho, por ejemplo, a estudiantes, a nuevos cineastas, a los que empiezan en este oficio. En vez de desaparecerlo hay que buscar que se fortalezca. Ahora bien, si continúa, hay que descentralizarlo, privilegiar lo que se produce fuera de la Ciudad de México, regionalizar los apoyos, o construir un sistema de puntos como ya lo practican en Eficine (Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional). El asunto no es tan sencillo en un país donde todo está centralizado, por eso hay que tejerlo bien, con mucha atención”.

El director del documental En la periferia y director de la casa productora Sinestesia, Alberto Zúñiga, aduce que en un país como México es muy difícil que la iniciativa privada asuma el rol del Estado para incentivar el cine de autor. “Cualquier iniciativa que intente restar a lo que se ha ganado a lo largo del tiempo es una afronta directa contra el pueblo mexicano, ya no solo contra la comunidad artística, sino que atenta contra los derechos culturales. Gracias a ese tipo de fondos se han realizado excelentes películas, por lo que solo se debe mejorar su funcionamiento, además de descentralizarlo. Lo que sí hay que eliminar, de tajo, son los amiguismos, el compadrazgo. Hay que acabar con la burocratización, pero no matar a los fondos que hacen posible este tipo de cine”.