Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Ya sea como galería de arte, tienda de diseño y plantas o estudio de tatuaje, la cuestión es que Conejo Blanco es un espacio que desde su apertura en 2017 no ha dejado de reinventarse para salir avante frente a los embates de la inflación, falta de públicos o pandemias. Y lo ha hecho además mediante colaboraciones con otros creativos.
Conejo Blanco es el espacio mientras que su cerebro es Evelia Mora, una artista y tatuadora mejor conocida como Candy Man, que es quien se aventó a la aventura de tener esta galería-tienda-estudio.
Pero Conejo Blanco no salió por generación espontánea de un momento a otro, pues como lo contó en entrevista Candy Man, el antecedente del lugar fue una marca de diseño llamada Sugar Sugar, creada 12 años atrás.
De hecho, a partir de esa marca nació también el pseudónimo de Candy Man, mientras que Conejo Blanco abrió en 2017.
Desde entonces, dijo, “ha tenido varias mutaciones a lo largo del tiempo, inicialmente busqué el espacio para tener un estudio de tatuaje, pero una vez estando en él vi que tenía posibilidad de ser galería, lugar para talleres y tienda de diseño”.
Y sí, el espacio ha recorrido ese camino y ahora está por volver al propósito original, pues Candy Man expresó que en adelante “le quiero dar más peso hacia estudio de tatuajes y a vender mis productos”.
Sin embargo, aunque el espacio ha tenido diferentes facetas en estos años, hay una constante a lo largo del tiempo, que es las colaboraciones establecidas por Candy Man con otros artistas y diseñadores.
A propósito de esto, ella recordó que, al abrir el espacio en 2017, “había varios artistas y otros tatuadores en el espacio”, que en ese entonces eran Tsade Trigo, Tania Chávez “Niño”, Maximiliano Navarrete y la propia Candy Man.
Después, Candy Man colaboró con Nataly Reina y Mariel López, “las dos son arquitectas y tienen una marca llamada Epifitas, con ella tuvimos la iniciativa de colaborar y abrir el espacio de tienda y posteriormente hubo inquietud por colaborar con más artistas”.
Es inquietud de las tres derivó en un programa de tiendas temporales llamado Pop Up Store, el cual funcionaba mediante una dinámica “en la cual teníamos un artista invitado, él vendía sus productos, exponía su obra y hacíamos un evento de inauguración en el que había dinámicas para el público”.
A la par de eso, Candy Man, las arquitectas y la ilustradora Celeste Jaime generaron un colectivo llamado Ilustradas, con el que se hizo una exposición en galería Pórtico, una carpeta gráfica de serigrafías, un mural en el Museo de Arte Contemporáneo Alfredo Zalce (MACAZ), además de talleres.
Esas iniciativas comenzaron a finales de 2021 y finalizó en octubre de 2022 pues, aunque hubo iniciativa y mucha participación de artistas locales, el consumo de piezas de arte y diseño no fue suficiente. Ella lo resumió de esta manera: “no había una retribución como tal y comenzó a haber desequilibrio, fue imposible sostenerlo”.
Sin embargo, Candy Man debió echar mano de la resiliencia y reorientar Conejo Blanco ahora hacia el tatuaje, tanto el realizado por ella como de colegas, “sí me gustaría tener otros tatuadores invitados, promoviendo sus diseños; la idea es generar temáticas”.
Y es que la artista enfatizó que, desde su génesis, Conejo Blanco ha propuesto “tatuajes de autor, productos que sólo se encuentren aquí y que sean de artistas y productores locales; hacer una red de creativos para que se promuevan sus productos”.
Mientras que, en el caso del tatuaje, Candy Man expresó que ella realiza todo tipo de tatuajes, es decir, aquellos que un cliente pide, o los diseños de ella o bien, ideas de algún cliente modificados con el estilo de ella.