Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En la pantalla, Danny Zuko (John Travolta) se encuentra declarándole su amor a Sandy Olsson (Olivia Newton-John). Le promete que apenas es el comienzo de su historia y que no haría nada que lo pudiera arruinar.
Frente a ellos, las parejas suspiran desde sus vehículos. El ambiente es tan romántico como en 1978, cuando Vaselina se estrenó a nivel mundial para quedarse registrado como un clásico del cine hollywoodense.
Es el Autocine Morelia, la propuesta retro que llegó a la ciudad para llamar la atención de inmediato y agotar los boletos para las primeras dos funciones que se presentaron. Al estacionamiento le caben 50 vehículos, los de atrás son los que más sufren por no poder ver las escenas en cuadro completo.
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El organizador y promotor de la idea, Jorge Flores Fuentes, corre nervioso. Da órdenes, recibe llamadas, atiende a la prensa y se lamenta cuando se presenta una nueva falla previo al inicio de la función.
Su equipo de trabajo se comporta de forma similar y sufren por acomodar los autos, los orillan como pueden y aunque algunos ven la mitad, no hay de otra. El espacio es reducido y si el vehículo es amplio, hay que encontrar la manera.
"Se trata de una idea fresca, en la que las nuevas generaciones se están interesando por vivir la experiencia" expresó Maritza Rangel, quien aprovechó la oportunidad para llevar a su novio para que viera por primera vez en su vida Vaselina.
El promotor dice que no hay mayores expectativas más que las personas puedan asistir, pasarla en familia o en pareja, "y yo creo que lo estamos cumpliendo porque el primer día que salimos a la venta se agotó todo, eso demuestra el interés que tiene la gente desde que hicimos un piloto con Autofest el año pasado".
En esta primera etapa le han apostado a lo clásico. Tiempos Violentos, Naranja Mecánica, Monster Inc, entre otras cintas. Jorge Flores va a lo grande, se imagina en un terreno más amplio donde el cupo de vehículos sea mayor y el cine se apodere del ambiente.
Por ahora, mantendrán la tarifa de 219 pesos para un auto con cuatro ocupantes, una cifra menor que el que se maneja en Cinemex de Plaza Patria en Guadalajara, donde la tarifa asciende a 300 pesos y el Autocinema Coyote de la Ciudad de México fija sus entradas en 290 pesos por una función normal y 400 pesos en funciones dobles.
Alrededor de los autos y del cine, se presenta la parte culinaria. Por 100 pesos, los televidentes pueden hacerse de un par de palomitas y dos refrescos. Si el hambre arrecia, también están disponibles los hot dogs y la carne asada. Todo al servicio de la ventanilla.
Cuando Jhon Travolta interpreta el tema principal de la película, las parejas suben el volumen de la radio. Se emocionan, bailan como pueden y se notan convencidos de que valió la pena el sacrificio.
Los más amorosos, se olvidan de la trama y entendiendo el cliché del autocine, se dedican a crear su propia historia romántica. Como si este formato fuera un pretexto para noviar como en los años 50's.
El cielo de Morelia amenaza con regalar otra tromba memorable, pero a nadie parece importarle. Dentro del carro nada importa, más que observar cómo Danny Zuko hace lo suyo para reconquistar a Sandy Olsson. El cine sabe mejor en primera fila.
"El recibo de la luz incrementó"
Eso de la pandemia le quitó a Eréndira Huazano y a sus dos hijos la pasión del cine. Acostumbrados a ver la cartelera todos los días, se vieron obligados a cancelar esa afición y encerrarse en su hogar.
Ni Avengers, ni dramas, comedias o terror. De repente se vieron frente al televisor sin más que hacer. Aprietan el control remoto buscando algo, intentan con Netflix y si de plano nada los convence, recurren al tradicional DVD.
"El cine es algo muy cotidiano en nuestras vidas, tanto en casa como ir a una sala, somos muy frecuentes de estar viendo qué se va a proyectar y sin más vamos, lo mismo nos aventamos cosas de superhéroes que historias que nos hacen llorar".
Aunque se tratan de películas comerciales, Eréndira Huazano dijo que realmente no tienen muchos distingos, por lo que en su familia siempre han tenido cabida todos los géneros, ya que aseveró que el buen cine no tiene etiqueta.
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"Cuando inició esto de la pandemia, acudíamos al centro comercial y era inevitable pasar por el cine y mirarlo con nostalgia, esa añoranza de que nos estaba haciendo falta y si le sumamos el estar encerrados en una casita de seis metros, pues resultaba peor".
No obstante, refirió que realmente no es que hayan encontrado un sustituto para el cine, pues a final de cuentas, es un arte que estaban acostumbrados a consumir diario en la casa.
En este sentido, explica que la contingencia también ha sido una oportunidad para poder observar lo más que puedan frente a la pantalla, tanto cine nuevo como viejo, "y eso también es una forma de convivencia, como que te pones más creativo y de la pantalla derivan otras actividades como cantar, tocar algún instrumento y hasta aprender a cocinar ciertas cosas".
Detalla que el pensamiento constante y que sirve como un alivio, es que las consecuencias de Covid-19 no van a ser para siempre y que en algún momento van a poder regresar al cine con la mayor tranquilidad.
"Hemos permanecido más tiempo ante la pantalla, vamos desde las películas y hasta las series, todo ese consumo se ha visto reflejado en el recibo de la luz, donde ya se presenta un incremento considerable durante la pandemia".
Con el ir y venir de las películas, los Huazano se han convertido en cinéfilos. Constanza le dice a su mamá las novedades de la semana, mientras que Emiliano insiste con repetir la saga de Avengers. Lo único que hay que definir a través de un "volado" es quién hace las palomitas. En 3, 2, 1... comienza la función.
