Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- ¿Qué pasa con las personas desplazadas por el crimen organizado?, ¿cómo viven y superan los traumas?, son sólo dos preguntas que la realizadora Teresa Camou Guerrero se dispone a responder en su película Cruz, la cual es parte de la sección de documental mexicano en el 19 Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Cruz presenta un retrato frontal de una realidad dura, dado que narra la historia de una familia indígena rarámuri, cuyos integrantes fueron despojados de sus tierras en El Manzano, comunidad de Uruachi, Chihuahua, por el narcotráfico.
La razón es que los integrantes masculinos de la familia se negaron ante el reclutamiento del los grupos delincuenciales. A raíz de eso, son violentados y para salvar su vida necesitan cambiar de residencia. El Manzano se convierte en pueblo fantasma y el Estado mexicano brilla por su ausencia.
Para hacer esta narrativa, Camou Guerrero combina planos generales de la imponente Sierra Tarahumara con detalles de la vida rarámuri, tanto de la familia desplazada como de quienes viven en el campo. Se puede ejemplificar esto último en el momento en que un hombre realiza la danza del Pascol, cuya función es derribar al remonio, es decir, al espíritu del mal o cuando varias personas elaboran y beben el teswino.
Hay una contemplación melancólica, intercalada con otros elementos como la voz en off y la animación, siendo esta última la que tiene presencia en los momentos más complejos de la trama, como aquellos en que Cruz relata el modo en que dos de sus hijos fueron asesinados por el crimen, en los años 2015 y 2016.
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También está presente el recurso de las entrevistas, las cuales se enfocan en los integrantes de la familia desplazada: Cruz Sánchez y sus hijos Nubia y Joel. Pero es el padre quien muestra, de un modo muy claro, un carácter que entremezcla lo resiliente con lo estoico, a la que ha sido orillada la familia y, se sugiere, prácticamente todo el pueblo rarámuri.
Lo anterior se puede resumir en la siguiente frase de Cruz Sánchez: “todo por lo que luchaste, lo pierdes en un momento y no sabes para dónde ir; pero tenemos que buscar la forma de seguir peleando”.
Sus hijos son más directos en mostrar lo trágico de ser desterrado, como cuando Joel señala que “ser desplazado es que te saquen de tu tierra, a la fuerza, que te corran de tu casa y te manden a otro lado donde no estas acostumbrado a vivir”.
Pero hay algo que ellos y el documental evitan a toda costa y que es quizá uno de sus mayores aciertos: evita el melodrama, el chantaje emocional o el alarmismo. Tampoco levanta dedos en dirección a figuras políticas concretas y se abstiene de mencionar nombres de grupos delincuenciales, para favorecer la seguridad de la familia.
El documental Cruz está programado para este jueves en la sala 2 del Cinépolis centro, en punto de las 21:40 horas. También se puede ver a las 22:10 por Cinépolis Klic en función abierta por 24 horas o hasta agotar vistas.