Zamora, Michoacán.-Hace tiempo había una casa con dos ventanas con protecciones ubicada en el centro de Zamora, cerca del Templo de San Francisco. La casa de aparente bonita apariencia causaba curiosidad a los vecinos porque era visitada por religiosos.
Una día, un vecino vio que la puerta de la entrada había quedado semiabierta y aprovechó para entrar. La persona se sorprendió al ver que la casa estaba decorada con madera fina y en sus paredes había cuadros y crucifijos.
Impresionado por la hermosura de la casa, comenzó a recorrerla. Entró a cada habitación para conocer quién la habitaba y finalmente llegó a una puerta que daba hacia el sótano, allí esuchó una voz; bajó las escaleras con una vela en las manos y vio una criatura con características de un ángel.
Había algo raro en la criatura, esta se encontraba amarrada con unos lazos y le dijo al visitante que por favor lo liberara con las tijeras que estaban cerca y que debía traer un cirio encendido. Él accedió y bajo la luz del del gran cirio cortó los lazos que lo tenían cautivo. De pronto no volvió a verlo, pue se escabulló rápidamente.
Al ver lo que había pasado, corrió a avisar el hecho y en el camino se encontró dos monjes, a quienes contó lo que ocurrió. Los monjes sorprendidos y molestos lo reprendieron, pues dijeron que era un demonio que estaba amarrado porque lo llevaban a Guadalajara, pero habían hecho una parada en Zamora.