Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Desde escuelas primarias hasta lanchas en el río Balsas, pasando por plazas y auditorios, son los sitios que recibirán al décimo Festival Internacional de Cuentacuentos de Lázaro Cárdenas, el cual ocurrirá del 21 al 27 de noviembre en ese municipio, en Aquila y en Coahuayana.
De acuerdo con Cardiela Amezcua, directora de vinculación e integración cultural de la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum), este festival surgió por iniciativa de Sergio Omar García, un gestor cultural "preocupado por la pacificación de la costa" con actividades como las que propone esta reunión de cuentacuentos. "La emisión 2020 fue virtual, por lo que son 10 años ininterrumpidos".
En esta ocasión, el Festival tendrá narradores de Méxio, Chile, Venezuela, Perú, Estados Unidos, Colombia y Cuba, siendo de este último país Suly García, cuentacuentos a la que se hará homenaje. La lista de invitados se integra por Rocío Martínez, Gerardo Herrera, Fabri Velezi, Normary Quintero, Lucas Betancourt, Martín Ortiz, Jacinta Ceballos, Jorge Sanabria, Manuel Conde, Cardiela Amezcua, Gerardo Calderón y la Orquesta filarmónica de LZC.
Amezcua Luna refirió que este Festival funciona a partir de apoyos colaborativos, de modo que los participantes donan su trabajo y así es posible que las funciones gratuitas. Además de las presentaciones, programaron cuestiones como un taller para personas que trabajan con las infancias, que se llama El arte narrativo y la gestión emocional, e impartirá la cuentacuentos e investigadora venezolana Normary Quintero.
Quintero consideró que estos espacios como el Festival de cuentavuentos y su programación, son necesarios porque permiten "reivindicar y la oportunidad de vivir la palabra oral, reivindicarla, que hay un amor y terror en las palabras".
Normary Quintero hizo énfasis en la relevancia del Festival no sólo porque permite ceder espacios para mover la imaginación, sino porque en el contexto de pandemia por Covid-19 se mostró que el arte es un artículo de primera necesidad para mantener la salud mental y emocional, permitiéndo sobrevivir al confinamiento mediante acciones como, por ejemplo, leer un libro.