Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Quien camine por la calle Bartolomé de las Casas, desde San Francisco hacia el oriente, poco a poco dejará atrás el bullicio y podrá encontrar un lugar que es como un oasis, se trata del Templo del Señor de la Columna, un lugar resguardado por un jardín.
Tanto el jardín como el templo son pequeños pero con una dosis de encanto, además claro de tener su historia, la cual nos fue contada por el profesor Erick López Segundo, quien se encarga también de la liturgia y la sacristía.
Por su cercanía con el lugar, López Segundo sabe que el Templo del Señor de la Columna fue construido en la década de los ochentas, pero del siglo XVIII, en un barrio que en ese entonces pertenecía a la hacienda de San Pedro, "entonces fue construido para ellos, los indígenas y esclavos".
Por supuesto la hacienda ya no existe, pero López Segundo comentó que la zona donde estaba era lo más alejado de la ciudad, por lo cual había personas en condiciones de marginación, semejante a como sucede ahora. Entonces, fueron los hacendados quienes construyeron el templo.
Pero el profesor anotó que gracias a la documentación histórica "se sabe que las reconstrucciones que ha habido las impulsó la comunidad, la gente donaba sus recursos y gestionaba para la reparación". Una de estas intervenciones ocurrió a inicios del siglo XIX, porque una de las torres debió ser reconstruida por daños, aunque no detalló qué incidentes generaron esos desperfectos.
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La última remodelación ocurrió en los años 80, del siglo XX, pues se reparó la viguería y tres décadas después de eso el edificio ya necesita restauración de la misma área. Debido a ello, el profesor se animó a expresar que en este momento "parte de nuestras preocupaciones son poder tener recurso para repararlo".
La viguería del techo ha permitido que dentro del templo haya elementos resguardados de las inclemencias climáticas y que hayan prevalecido hasta la actualidad, como es el caso del altar, estructura que, a decir del profesor, "es original, desde la época de la construcción".
Otro elemento histórico es el púlpito, un mueble realizado con madera de cedro hace 100 años, además de dos esculturas que llegaron al templo a principios del siglo XX, en el contexto del conflicto cristero. Se trata de una virgen de Guadalupe y un Sagrado corazón de Jesús, que, a decir de López Segundo, eran justamente los emblemas de los católicos que andaban en lucha por la fe.
El factor humano
El patrimonio histórico cultural no se limita a los elementos pétreos por sí mismos, porque buena parte de su sentido lo da quienes habitaron esos espacios y quienes se siguen congregando en ellos. Y es que al templo del Señor de la Columna continúan llegando feligreses, a pesar de que la zona circundante ya está en proceso de gentrificación.
Al respecto, el profesor comentó que gran parte de las otrora casas habitación ahora "ya son bares, restaurantes o cafés, es una realidad del centro; sin embargo todavía tenemos vecinos, también los hay quienes han vuelto a residir en la zona y otros que vivieron en la zona pero han regresado al templo porque les marcó en algún momento de su historia y volvieron por la añoranza del lugar".
Y a propósito de añoranzas, López Segundo expuso que un párroco relevante fue Saturnino García Lara, el cual fundó una escuela apostólica, por donde pasaron personajes como el actual arzobispo de Morelia Carlos Garfias Merlos. De hecho, la escultura que se encuentra en el jardín del frente es de ese padre, el cual "fue muy querido, no sólo por el clero sino por la comunidad misma".
Huelga decir que el área verde pertenece al ayuntamiento, pero el profesor comentó que son ellos y los vecinos que aún quedan, los que mantienen el jardín en buen estado, "el municipio realmente no le hace nada, nosotros lo hemos mantenido lo mejor que hemos podido".