Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- En la recta final de este mes de abril también hay un día dedicado a la danza a nivel mundial. A propósito de la conmemoración, cuatro profesionales que ejercen tres diferentes géneros de esta disciplina, describen las condiciones que tiene el estado de Michoacán para ejercer este arte. Un adelanto: no son sencillas.
Uno de ellos es el coreógrafo Elí Solís Ortiz, quien ha cultivado y promovido desde hace 30 años la danza jazz, un género caracterizado por profusión y dinamismo. Él refiere que actualmente “las condiciones no son favorables, son más complicadas en este momento de regreso de la pandemia, es muy complicado vivir de la danza”.
Te podría interesar: Realizan jornadas de presentaciones para celebrar Día de la Danza
Se trata de diferentes factores que entran en juego, pues como mencionó el integrante de AnDanza y también director de JazzUp Studio, las instituciones de gobierno no han presentado una política sólida para impulsar las artes, en específico la danza; los cambios económicos traídos por la pandemia, “hace falta mucho campo laboral, estamos en un momento de cambio y ajustes, esperando el devenir”.
Pero a decir del coreógrafo en danza contemporánea, Abdiel Villaseñor Talavera, “el problema en la danza no es sólo falta de público o apoyo, es una cuestión sistémica la que no permite su evolución y la raíz de ello es la falta de educación, en el momento en que logremos ver que la disciplina tiene un vínculo muy estrecho a los procesos educativos y por tanto de desarrollo social, dejaremos de pensar en problemáticas aisladas”.
Además, Villaseñor Talavera mencionó que la construcción del camino profesional debe hacerse principalmente desde la independencia, por la razón de que “no ha habido un momento en el que se ha estado sujeto a los apoyos del gobierno porque en realidad no ha habido una época próspera de respaldos en la historia de la danza contemporánea no sólo en el estado sino en México, entonces el ejercicio independiente debe ser una práctica no sólo en lo artístico sino también en el financiamiento”.
La coreógrafa Laura Martínez, que dirige junto a Villaseñor Talavera La Serpiente compañía de danza, sumó su visión para referir en este punto que “para mí, Michoacán siempre ha sido un territorio que baila y donde a la gente le interesa la práctica dancística, lo que falta es promover la profesionalización y también sinergia de las instituciones públicas y compañías independientes”.
Además, la coreógrafa comentó que los subsidios públicos vienen bien “siempre y cuando sean una parte de todo un proyecto, no la base fundamental; es importante que los artistas trabajemos desde la autonomía en todos los sentidos”.
Mención aparte a las dificultades económicas y falta de profesionalización, hay un elemento que preocupa al director artístico del Ballet Folklórico del Ayuntamiento de Morelia, Ramón Orozco Velázquez, quien tiene años dedicando sus esfuerzos al folclor, un género amenazado, dice, por la aculturación generada a partir de la globalización.
“Las costumbres y tradiciones son muy importantes para reapropiarnos de la identidad, por ello los grupos de danza son la plataforma para promoverlas porque la aculturación se van perdiendo cosas y tomamos elementos de culturas extranjeras, incluso nos lleva a no sentirnos identificados con lo nuestro” indicó Orozco Velásquez.
No obstante, el folklore mantiene un público sobre todo, mencionó “en la clase media y media baja, que es donde nos sentimos identificados con lo que se representa a través de la danza folklórica porque somos quienes estamos en la fiesta, en los bailes; cuando vamos a las comunidades y colonias populares el tema de la gente es mucho, es muy llamativa por su vestuario, su música, ejecución, por sus pasos y cuando vamos a un festival en el extranjero México siempre es de lo más esperado”.
Orozco Velásquez se enfocó en el tema de la identidad y su resguardo, aunque también hay otras visiones a considerar. En ese sentido, Villaseñor Talavera hizo énfasis en el papel social que puede jugar la danza, dado que ahora en México “requerimos de una sociedad más sensible y empática, dos factores importantes en este momento y danza puede proveernos de herramientas para abonar a esos dos campos”.
“No necesitamos más espacios, requerimos mayores plataformas de encuentro que puedan ser autónomas y vinculadas al desarrollo social; es decir, no ocupamos más teatros ni tampoco más públicos que no puedan pagar un boleto, necesitamos más bien experiencias en las que la danza tenga valor de primer orden”.