Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- La tradición del Torito de Petate se encuentra arraigada entre gran parte de la ciudadanía moreliana, y esto se verá en el Carnaval que se realizará este sábado 18 de febrero por la Avenida Madero en punto de las 11:00 de la mañana, evento que partirá de Las Tarascas con rumbo a la Catedral.
En entrevista, el historiador Jorge Amos y dueños de toritos como El Relingo, el Pato del Centro, el Monarca Down y el Único de la Félix Ireta, compartieron tanto la parte de historia, como los momentos familiares que se generan en torno a esta tradición.
Su origen y evolución
Jorge Amos, historiador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) explicó que el Torito de Petate es una tradición multinaciente.
“La población de origen africano llega a muchos lugares en América Latina entre 1580 y 1640, y en esos lugares donde se establece genera una tradición o una serie de tradiciones que son similares con el mismo argumento mitológico que consiste en que el toro muere y renace”.
Amos explicó que actualmente no se tiene fresca esa memoria histórica pero hubo mucha población africana en la ciudad de Valladolid, hoy Morelia.
“Más del 25% y hubo muchas haciendas ganaderas alrededor de la ciudad. No es raro entonces que en las haciendas de Guadalupe en Copándaro o en Tarímbaro haya esta representación del Torito pero no es propia del Bajío, está entre la población indígena-purépecha, pero también está en Campeche, en Chiapas, en la costa chica con población afrodescendiente y en todas partes tiene un toro de petate o una vaca y le llaman así, el toro o la vaca”.
El historiador comentó que esta tradición estuvo en el periodo Colonial donde aparece como un juego. “De hecho en muchos lugares de América Latina se le conoce como el Juego del Toro, comenzó como una representación teatral porque hay diálogos. En el caso moreliano, los jóvenes ya no realizan los diálogos, de ser un juego se volvió algo religioso, y a finales del siglo XIX, se convirtió en una práctica más bien vinculada con familias y con grupos barriales”.
Un valor y momento familiar
José Antonio García Rivera, dueño de El Relingo de la Félix Ireta, una de las creaciones más conocidas en este carnaval del Torito de Petate enfatizó que para él esta es una tradición que le llena de recuerdos.
“La gran mayoría son recuerdos de familia, de lo que hemos disfrutado, lo que hemos convivido. El Relingo tiene a las cuentas que nosotros, 58 años, y viene de herencia de mi abuelo que fue el primero que lo empezó a sacar”.
Por su parte Juan Carlos Hernández López, dueño de El Pato del Centro, dijo que este toro tiene más de 28 años. “De hecho yo no era dueño del toro, el tío de mi señora era el dueño, él lo sacaba, y ahora orgullosamente lo tenemos nosotros”.
José María Ayala Bejarano, quien representa al Monarca Down de la Félix Ireta, explicó que este torito nació por el gusto de su hijo José Sinuhé.
“Le pusimos Monarca porque mi hijo nació el 15 de diciembre del 2000, pero duró un día en la incubadora, entonces nos lo entregaron cuando que estaba ganando el Morelia en Toluca en los penaltis, fue la vez que se coronó campeón, y ya le complementamos Monarca Down por la situación de mi hijo”.
Por su parte Antonio Ortega Vega, dueño de El Único de la Félix Ireta, compartió que quien le inculcó el gusto por la tradición fue su papá.
La violencia del torito
Aunque para los participantes es unión, familia, fiesta, recuerdos y momentos con los suyos, en las calles, el público lo ve también como un momento para la violencia y confrontaciones.
“Yo les diría que todo carnaval en el mundo implica los excesos, como el carnaval en Río y el carnaval en Venecia. La bebida, el trasvestismo y la sexualidad desbordada es la base común que tienen los carnavales en el mundo y es difícil erradicarlo”, comentó el historiador Jorge Amos.
A lo anterior agregó: “Cuando dos toros de diferente barrio se encuentran, normalmente se pelean, entonces bailan y giran, los que manejan al toro hacen como que los dos toros entran en pelea, y bueno pues las comparsas normalmente también fingen pelear, el problema aquí es que a veces la identidad de barrio gana y la gente aprovecha eso para pelear”.
Por su parte los dueños de los toritos aceptaron, ellos están trabajando para que estas acciones no alejen al público.
“Hay rencillas pero no son los integrantes del toro, sino la gente que anda pegada. Yo soy enemigo de traer machetes en el toro, que somos coyones no le hace, pero yo sí digo que el único que debe lleva machete aquí en la comparsa es el caporal, nadie más”, comentó Juan Carlos Hernández López, dueño de El Pato del Centro.
José Antonio García Rivera lamentó que sean señalados de manera pareja por los que llegan a tener problemas, “Pero no, no es el toro ni la comparsa, sino gente que anda bajo los influjos del alcohol y salen mal”.
Finalmente expresaron que mucha gente confunde la tradición con la pelea y las bebidas, y es ahí cuando se mancha la imagen y a los artesanos de toritos.
