Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- La actual generación de artesanos podría convertirse en la última si no se realizan esfuerzos por transmitir conocimientos y sobre todo amor por este tipo de actividad, señaló Jorge Sierra Morales, quien desde su niñez se dedica a la confección de máscaras de madera.
En el marco del protocolo en el que se dio a conocer la Expo Tócuaro Artesanal 2020, que se realizará el próximo 2 de febrero, este hombre sabe que los grandes maestros mascareros comienzan a envejecer, muchos de ellos ya no pueden trabajar ni enseñar sus conocimientos. “Nosotros somos el relevo y aquí estamos, pero ya no somos muchos como antes, y los que vienen serán menos, ojalá no se pierda esta tradición”, sostiene mientras nos ilustra sobre el proceso básico para realizar una máscara.
Primero hay que tener la madera, que en el mayor de los casos es copalillo, pues dicha materia prima no es tan costosa como el cedro, parota o pino, que prácticamente doblan el precio al consumidor. “En Tócuaro trabajamos este tipo de madera para no dar tan caro, pues digamos que el costo es únicamente lo que se invierte en ir por la madera, en obtenerla y trasladarla”, remarca el artesano del pueblo municipio de Erongarícuaro.
Añade que otra particularidad en nuestros tiempos es la escases de madera, mucha de la cual ya está prohibida para su tala, por lo que deben seguir las normas y ser conscientes respecto a los daños ambientales que provoca la extracción ilimitada. “En el caso del copal, no está prohibida su tala, siempre y cuando se cuide no obtener más allá de un metro cúbico”, sostiene.
Cuando la madera está lista hay que trazarla y comienza a forjarse con un machete y una pequeña suela para darle la forma al rostro, hundirla y tener las proporciones adecuadas. Después hay que irla limpiando con un tranchete, lo que afinará a la perfección la máscara que posteriormente debe aguardar por tres días para su secado natural y pérdida de peso. Al final viene el pulido y la terminación, es decir, aplicar la laca automotiva, el sellado que necesita la madera para que se presente tan colorida como la haya imaginado el artesano.
Y es que más allá de manuales, lo que hace únicas a las máscaras de Tócuaro es precisamente la imaginación. Jorge no encuentra las palabras precisas para describir este momento porque quizá no existan; “cada diseño es producto de cosas que nos imaginamos, que traemos en la cabeza, desde inventar un nuevo cuerno, una mirada, lo que sea que se nos ocurra”, subraya.
La tradición indica que las máscaras habrán de ser muy coloridas, pero fuera de ello, ya es decisión de cada artesano cómo las presente a los clientes. “Es una mezcla de lo real con la ficción; no son rostros, no son caras que calquemos, son, repito, producto de la pura imaginación”. En cuanto a los precios, una máscara muy básica podría costar 200 pesos, mientras que una obra más elaborada llega a cotizarse en 20 mil pesos.
Cuestionado sobre la continuidad de la enseñanza artesanal entre los niños y adolescentes de la comunidad, Sierra Morales asegura que hay varios factores que la ponen en peligro:
En esto no se gana tanto dinero como en una profesión, así que muchos jóvenes eligen estudiar y ya no practican la artesanía; por mi parte le inculco los conocimientos a mis hijos, pero quizá en el futuro se perderán estas prácticas, aunque ojalá me equivoque
La Expo comienza el 2 de febrero desde las 11:00 horas en Tócuaro, donde habrá concursos de máscaras, así como venta de ropa de manta, muebles tallados en maderas finas, exhibición de danza, diablos, pastores y negritos.