Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Galardonado en la XII Bienal de Pintura y Grabado “Alfredo Zalce”, el artista de Guadalajara, Rogelio Manzo reconoce que su trabajo toma como referencia tanto el canon clásico de la figura humana, como la experiencia de las vanguardias artísticas del siglo XX.
En entrevista para El Sol de Morelia, el artista de 45 años de edad explicó que sus influencias pictóricas “son múltiples” y van de la escuela oaxaqueña de pintura al arte contemporáneo expuesto en ferias y bienales, pero de manera académica su trabajo explora la figura humana a partir de Diego Velázquez y los pintores españoles clásicos.
“Trato de mezclar lo clásico con las vanguardias, los ismos, por esos me gusta dejarme influenciar por ellos”, dijo al señalar que también ha buscado aprender del arte conceptual, aunque –en lo particular– considera que “siempre debe haber una referencia” para llegar al gusto y al entendimiento de la gente.
Además del canon clásico, mencionó a los oaxaqueños Rufino Tamayo y Francisco Toledo, como dos de sus referencias esenciales. Del arte conceptual mexicano, dijo que el trabajo del veracruzano Gabriel Orozco y del jalisciense Jose Dávila le parece muy relevante.
Reconocido con el premio de pintura en la Bienal “Alfredo Zalce” por la obra “Nuria II”, Rogelio Manzo explica que es la primera vez en recibir un premio por su trabajo visual, lo cual espera le otorgue más notoriedad en el país.
Con cuatro años de residir en su natal Guadalajara, el pintor relató que vivió la mayor parte de su niñez en Colima y a los 16 años se fue a los Estados Unidos por un periodo de 20 años, en los cuales vivió en Nevada y California. A pesar de dejar trunca la carrera de arquitectura, trabajó en tres despachos distintos y a raíz de la crisis económica en Estados Unidos perdió su empleo, situación que lo motivó a dedicarse de lleno las artes visuales desde hace 15 años.
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Sobre el por qué regresó a la capital de Jalisco, dijo que a pesar de no haber muchas galerías comerciales es “un sitio estratégico para la creación artística” debido a que las rentas son económicas y porque, dijo, “hay suficientes talleres auxiliares de joyería, fundición y carpintería, en los que se apoya uno”, entre otras situaciones.
A pregunta expresa sobre las discrepancias entre los artistas conceptuales y aquellos que trabajan desde técnicas tradicionales y discursos menos intelectualizados, lo reconoce como fricciones naturales que se viven “entre las ramas en las que se ha dividido el arte”.
“La confrontación es algo natural. Obviamente el mercado, los museos y las instituciones buscan a aquel trabajo innovador que se adelanta a lo que ya existe, de ahí viene este desequilibrio. Yo lo veo bueno porque al menos la guerra existe, malo si no existiera. El dilema y el conflicto están ahí y yo pienso que es sano porque, al final, la verdad va a sobresalir debido al juicio de la historia, que nos hace saber aquello que era arte y lo que no”, advirtió
Polémica por premio de grabado que incumple con la convocatoria
A escasas horas de que fuera anunciado el fallo de la Bienal “Alfredo Zalce” mediante una transmisión por las redes sociales de la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) –misma que fue retirada del canal de Youtube, una hora después de publicarse–, la polémica por otorgar el premio de adquisición a la obra “Cuarentena circular” del artista moreliano Jesús Jiménez, no se hizo esperar.
A través de la plataforma Change.org, la grabadora Coral Revueltas Valle señala las irregularidades en las que incurrió el jurado de la Bienal “Alfredo Zalce”, al darle el premio de adquisición a una obra realizada con un “sello fechador” y no con “las técnicas de grabado tradicional: aguatinta, aguafuerte, punta seca, barnices, xilografía, litografía, linóleo, y mezzotinta”, como especifica la convocatoria.
“La obra está realizada con un "sello fechador", que no corresponde a ninguna de las técnicas especificadas, por lo que viola el principio de igualdad de condiciones para toda persona participante”, advierte Revueltas Valle, para luego explicar que el señalamiento no busca descalificar la calidad artística de la pieza premiada.
Sin embargo, aseguró que es “evidente el desconocimiento por parte del jurado calificador de las bases mismas de la convocatoria o de las técnicas tradicionales de grabado, lo que pone en duda la solvencia artística e intelectual de dicho jurado y demerita el certamen”.
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