La obra del Maestro Pedro Friedeberg “Sinfonía de la vida: Geometrías del universo” fue presentada en el Museo de Historia Natural y Cultura Ambiental, como parte de la intención de preservar su arquitectura, diseñada y construida por Leónides Guadarrama en 1964.
Inspirada en las medallas del artista surrealista mexicano nacido en Italia, la obra da una nueva apariencia a las nueve bóvedas del museo, cada una de 35 metros de diámetro, convirtiéndolas en un atractivo artístico de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec.
“Sinfonía de la Vida” se suma al Cárcamo de Dolores, que además de verse en las instalaciones del museo, próximamente también se podrán observar desde las alturas en el Cablebús Línea 3.
“Es un honor para mí poder participar en el proyecto de las cúpulas, que tengan un sentido de historia natural, de biología, zoología y todo lo que está adentro, que es maravilloso”, comentó Friedeberg en un video presentado durante la inauguración, a la que acudió acompañado de Marina Robles García, secretaria del Medio Ambiente de la Ciudad de México, así como de Laura Mercedes Jiménez del Arco, directora del museo.
El artista dijo que la obra está inspirada en la historia del planeta, enlazada con la mitología azteca, griega, egipcia, ya que “todas las mitologías y la biología están ligadas.
“Espero que muchas generaciones gocen de ver estas mandalas, estos dibujos metafísicos que no sólo son decorativos, son mucho más profundos. Seguramente es lo que más vivirá de toda mi obra”, dijo Friedeberg.
“Es una intervención que se convierte en un hito para la Ciudad de México”, comentó por su parte Alejandro Sordo, director del Estudio Pedro Friedeberg. Explicó que cada obra tiene un significado diferente, abordando temas como las culturas originarias de México, la ciencia, la biodiversidad y el universo.
La acción de plasmar “Sinfonía de la vida: Geometrías del universo” en el complejo arquitectónico estuvo impulsada por la Secretaría de Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México, del Fideicomiso Todos Juntos por el Museo de Historia Natural y de la Fundación Coppel.
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“Tener reunido arte con propósito de conservación de la vida en este espacio emblemático es un lujo y una esperanza”, comentó Marina Robles García. “La obra de Pedro Friedeberg nos convoca a saber que somos un mismo propósito, que arte y naturaleza tienen muchísimo sentido”, añadió.
En el diseño de la obra, las bóvedas fueron recubiertas por una membrana elastomérica de poliurea con el fin de impermeabilizarlas, para después ser pintadas con colores a base de esmalte de poliuretano acrílico. “He insistido en que este es el mejor legado que le podemos dejar a la niñez mexicana”, comentó por su parte Patricia Guerra, presidenta del Fideicomiso.
“Sinfonía de la vida: Geometrías del universo” es una obra permanente, para que todos los visitantes puedan observarla.