Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Las Extrañas es un libro que evoca tantas imágenes que genera una película singular en cada lector, destacó la directora de El Traspatio Librería, Mara Rahab Bautista López, en la presentación de esa obra, ocurrida en el Centro Cultural UNAM Morelia.
Bautista López estuvo en ese espacio junto a la dramaturga Rita Gironés para dialogar in situ con el escritor Guillermo Arriaga. Fue una conversación donde se entrelazó lo personal con lo literario y un poco lo fílmico, pues el autor también ha venido para el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Ahí, Arriaga descartó que en su proceso creativo haya pretenciones, pues expresó que "la materia de la creación artística es etérea, no puedo escribir una obra maestra o un best seller a propósito". Por tanto, el germen de la obra no tuvo propósito de dar sermón alguno ni de sarandear a nadie, sino simplemente contar una historia.
Y a propósito de la historia, Arriaga contó esbozos de la historia, que es una alegoría sobre la diferencia, la otredad, de tomar desiciones personales y de ir a contracorriente de las expectativas sociales. De hecho, Bautista López enfatizó esta última característica, la cuestión de ir más allá de los condicionamientos.
Y el escritor destacó que también es una historia sobre la creación de lazos de amistad y amor También compartió como escribió la obra, la cual nació junto a otras cuatro, una ambientada en Mongolia en el siglo XI, otra en Noruega en el siglo XVI, otra más en el México actual y una última en el futuro. Pero de todas esas, la que creció hasta convertirse en la novela que ocurre en la Inglaterra del siglo XVIII, con el personaje de William Burton como protagonista, un nombre con el que Arriaga hizo homenaje al traductor de Las Mil y una noches, un hombre inglés llamado Richard Burton.
Otra particularidad del libro, enfatizó el autor, es que no utilizó palabras inexistentes antes de 1790. También evitó el uso de adverbios terminados en mente. Sin embargo, tanto Gironés como Bautista López y otros lectores presentes descartaron que sea un libro difícil de leer. Tal parece entonces que sí es posible escribir una prosa fluida con palabras antiguas y además, con dosis de humor.
Es algo que ha logrado seducir a muchos lectores y lectoras, algo que fue más que palpable por la cantidad de gente que acudió a la presentación del libro, ritual que desde luego también tuvo su fima de ejemplares.