Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- La reducción de plantilla de manera voluntaria –descansos sin despidos– y “un colchoncito” que en primera instancia estaba destinado a remodelaciones, son las medidas de mitigación que implementó el tianguis artesanal y restaurante Mechuacan para no cerrar durante la pandemia.
En entrevista para El Sol de Morelia, Alberto Vázquez Torres, administrador del restaurante, explicó que la clientela cautiva y las entregas a domicilios, además de las estrategias arriba mencionadas, hicieron posible mantener en pie el restaurante “en los meses más críticos”.
“Tuvimos que hacer algunas adecuaciones: no descansamos a nadie, dimos carta abierta para quien quisiera resguardarse lo hiciera, y la mayor parte de la plantilla decidió mejor quedarse en casa. Eso nos ayudó bastante para completar la nómina, junto a los ahorros que tenían los administradores para una emergencia”, explicó.
Ubicado en avenida Madero poniente # 681, Centro Histórico, Mechuacan se ha caracterizado por ser un espacio donde confluyen personas de distintas edades, formaciones y estratos, a fin de pasar un rato ameno y disfrutar de platillos que no se preparan la mayoría de restaurantes y fondas de la ciudad, a precios accesibles para el ciudadano de a pie.
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Como a miles de negocios, vieron caer sus ventas de manera estrepitosa entre abril y mayo, a causa del confinamiento. Ante tal situación, en vez de arredrarse, buscaron alternativas entre las cuales también está la difusión del menú en redes sociales, el servicio a domicilio y –actualmente– la implementación del código QR para sustituir la carta de manera física.
“Los clientes cautivos nos ayudaron mucho porque pedían desde casa. También la promoción por redes sociales generó más pedidos, sobre todo cuando la gente temía salir a la calle por riesgo de contagios”, explicó luego de señalar que centraron su atención en cumplir con todas las medidas de sanidad para continuar trabajando durante la contingencia.
Sobre la oferta de presentaciones musicales y eventos culturales en general, dijo que se vieron orillados a prescindir de los mismos por el riesgo que implican las aglomeraciones y por la crisis económica.