Con un programa que incluye más de 500 actividades culturales, concursos y exposiciones artesanales, autoridades en Michoacán se reportan listas para las celebraciones de Noche de Muertos o Noche de Ánimas a realizarse este 1 y 2 de noviembre.
La Secretaria de Turismo dio a conocer que la meta es captar a más de 284 mil visitantes y alcanzar una derrama económica de unos 305 millones de pesos.
La dependencia detalló que se espera que el arribo de turistas inicie desde el sábado 28 de octubre y se prolongue hasta el jueves 2 o viernes 3 de noviembre
Las 500 actividades previstas se llevarán a cabo en un total de 22 municipios destacando los ubicados en la rivera del Lago de Pátzcuaro en donde se tiene programada la presentación de la obra de Don Juan Tenorio en Tzintzuntzan y la instalación del tradicional tianguis artesanal en la Plaza Vasco de Quiroga de Pátzcuaro
LA ANCESTRAL CREENCIA
Desde épocas ancestrales, las comunidades purépecha de Michoacán realizan ceremonias de velación a sus muertos y aunque en la actualidad se observan diversas variantes de una comunidad a otra, los ritos se han mantenido en lo fundamental.
Esta tradición se conoce principalmente por Pátzcuaro y la isla de Janitzio, pero de hecho se realiza en toda la zona lacustre que abarca una veintena de poblados indígenas.
El carácter de este evento no sólo es religioso, sino que conserva muchas de las características del ritual funerario practicado por los antepasados prehispánicos.
Se cree que la ceremonia de culto a los muertos surgió hace casi cinco siglos y de manera paradójica, en el fondo es una festividad a la vida.
La "velación" y la colocación de altares, así como las ofrendas en casas y panteones, son el resultado de un complejo tejido que reúne varias tradiciones culturales: por un lado, las nativas de origen precolombino y por otro, las españolas cristianas que llegaron con la conquista, además de las propias de otros grupos provenientes de África, Asia y Europa, que migraron a México durante la colonia y épocas posteriores.
La ceremonia de velación que se realiza en la zona purépecha inicia el 31 de octubre con lo que se llama kuirisi-atakua o caza del pato.
Se trata como su nombre lo indica de salir durante la madrugada a cazar patos al Lago de Pátzcuaro para después degustarlos.
La tradición se mantiene principalmente en las islas de Janitzio y Uranden y prácticamente se ha extinto en el resto de las comunidades de la zona.
También el día 31 de octubre tiene lugar la costumbre denominada teruscan y campaneri y que consiste en una especie de hurto aprobado mediante el cual se hace una colecta en el pueblo de flores y productos de las recientes cosechas para elaborar una ofrenda colectiva para los muertos que ya no tienen quien los recuerde.
Para el 1 de noviembre los lugareños celebran a los “angelitos” o personas que murieron en la edad infantil.
En esta celebración, los padrinos de bautizo llevan tiringuini-tiztiqui (flor amarilla) y flor de anima a las tumbas, las cuales también están adornadas con una figura de ángel, juguetes e inclusive ropa.
La preparación de la ofrenda es anunciada con cohetes que son lanzados en el trayecto al cementerio mientras los participantes van cantando alabanzas y rezando.
Finalmente la madrugada del 2 de noviembre tiene lugar la celebración principal en la cual las tumbas son adornadas con las flores tradicionales, velas, frutas, artesanías, dulces y los alimentos predilectos del difunto que se honra.
Durante la noche de muertos, además de la tradicional ceremonia de velación, el pueblo purépecha lleva a cabo otra ceremonia especial que poco se ha difundido.
Se realiza para honrar a quienes fallecieron durante el año que va en curso y se le denomina Ketsitakua.
El evento se lleva a cabo en el hogar que habitó esa persona y consiste en un convivio donde participa la familia y la gente de la comunidad que les manifiesta su afecto a ellos y al difunto.
En este marco son levantados altares con incienso, velas, veladoras, servilletas de flecos de colores y comidas que incluyen nacatamales, atápakua roja (especie de mole), pozole batido, atole, tamales, pan y otras.
Lugares donde se realiza la velación de los fieles difuntos son: Pátzcuaro, Janitzio, Uranden, Ihuatzio, Tzintzuntzan, Jaracuaro y Tzurumutaro.
LA FIESTA DE LOS MUERTOS Y DE LOS VIVOS
La fiesta de los muertos se basa básicamente en la creencia de que las almas de los muertos regresan durante la madrugada del 2 de noviembre a convivir con sus seres queridos.
Por ello, son esperados con ofrendas que se componen por elementos tradicionales como la Cruz que representa la fe cristiana, las ofrendas florales que son un reconocimiento y bienvenida a este mundo, el fuego (veladoras) que además de simbolizar la vida les ilumina el camino de regreso; la sal que significa el alma y la comida y el agua con que saciarán el hambre y la sed.
Sin embargo, la fiesta de los vivos va más allá.
La celebración en la rivera del Lago de Pátzcuaro se caracteriza por la venta de comida y bebidas alcohólicas; también por la realización de fiestas, bailes y discotecas en donde los paseantes amanecen.
Aunque las autoridades luchan por que prevalezca el misticismo y religiosidad de la fecha y pugnan por que las tradiciones sean respetadas, cada vez es más común encontrarse con elementos ajenos a la fiesta.
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El presidente municipal de Pátzcuaro, Víctor Báez aseguró en entrevista que este año se negaron permisos para la realización de actividades que no concuerden con la tradición de Noche de Muertos.
Igualmente señaló que se vigilará la venta de bebidas embriagantes pues reiteró que el objetivo es que la festividad sea celebrada en familia y con plena seguridad.