Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Dentro de Clavijero hay una biblioteca que, si bien ya tiene usuarios y adeptos, no la pueden utilizar en su totalidad debido a los daños que presentan los libreros luego de los sismos de septiembre de 2022. Por ello, los responsables del lugar invitan a la titular de la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum), Tamara Sosa, a que dé continuidad en la resolución del problema.
Flor de María Gómez Pacheco y Francisco Bautista Rangel, titular del Centro de Documentación e Investigación de las Artes (CDIA), del que depende la mencionada biblioteca, un lugar especializado en humanidades que se llama Bosch Vargaslugo. Ambas son parte de la Secum.
En entrevista, Gómez Pacheco refirió que desconocen bien a bien las condiciones de los libreros dañados "no sabemos si no se nos va caer si agarramos un libro". A pesar de que han solicitado desde septiembre de 2022 a la Secum que se hagan acciones de reparación. Bautista Rangel mencionó que Protección Civil sí levantó un dictamen en diciembre de ese año.
Sin embargo, la bibliotecaria añadió que la petición a la Secum "se quedó en el tintero, dicen 'sí lo vamos a resolver, los presupuestos no están', sabemos que los recursos están complicados, que a veces no hay o no bajan de la federación, pero sí creemos en que se puede buscar la manera, tal vez por fuera, gestionar".
Por tanto, tanto ella como Bautista Rangel hicieron un llamado a la actual secretaria de Cultura Tamara Sosa dé resolución, pues si bien la funcionaria mostró disposición para conocer la problemática "sí quisiéremos que hubiera continuidad".
Y es que el lugar sí tiene movimiento, tanto por las visitas de los alumnos de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) de la UNAM campus Morelia, como de los alumnos de instituciones circundantes. Bautista Rangel mencionó que la biblioteca cuenta con 14 mil ejemplares "entre material bibliográfico, hemerográfico, materiales audiovisuales; también ejemplares históricos que ya no se encuentran fácilmente en circulación porque son de principios del siglo XX y que son parte importante de lo que vienen a investigar los académicos".
Lo anterior implica que la clausura parcial de la biblioteca "genera descontento de los usuarios, pero hay riesgos porque hace falta arreglar los estantes centrales". No sólo esto, porque Bautista Rangel aprovechó para externar que el espacio de la Bosch Vargaslugo ya es una limitación, "porque la biblioteca pretende incorporar más colecciones de libros, con un enfoque hacia el arte y las humanidades, que es la característica esencial de este acervo".
Entonces, más allá de un tema de reparación a los libreros, señaló que la Bosch Vargaslugo requiere de un plan más amplio "para reubicar y tener un manejo distinto de la área, es decir ampliar el espacio, adecuarlo, que la biblioteca pudiera seguir creciendo".