Morelia, Michoacán-(OEM-Infomex).- Las problemáticas sociales de México, causadas por la violencia y corrupción, aparecen de nuevo en el segundo largometraje del cineasta Mario Muñoz, quien es parte de los seleccionados por el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), con Los minutos negros, adaptación de una novela homónima de Martín Solares.
De hecho, fue a finales del rodaje de su primera película, Bajo la sal, que este libro lo escogió para tener esa relación de obra-lector, según relató en entrevista exclusiva el propio Mario Muñoz.
“Dicen que los libros te encuentran a ti, entonces en la época en que estaba terminando mi película anterior con el pensamiento de lo que haría después de Bajo la sal, en eso estaba curioseando en una librería cuando encontré este título, lo leí, me fascinó, busqué a Martín Solares y comenzó una colaboración que ha durado poco más de diez años”.
De acuerdo con la descripción que aparece en el sitio web “Enciclopedia de la literatura en México”, en la novela Los minutos negros el lector puede seguir los pasos de un “despistado policía que investiga un crimen en Paracuan, Tamaulipas (…) Entre un ex policía de humor negrísimo y un jesuita devoto al vodka y la farsa, el detective descubrirá que la vida en esta ciudad es una oscura sinfonía donde todos sus integrantes tienen deudas con la ley”.
Por tanto, Mario Muñoz lleva esa trama hacia el cine negro, el cual expresa “siento que es un medio de transporte muy padre para poder hablar de la realidad del país, de la historia, de las cosas que nos aquejan, de nuestra relación con la justicia y los ideales que tenemos como sociedad. Aunque me interesan otros géneros, seguimos con interés por explorar el cine negro”.
Por supuesto, el proceso fue extenso e implicó filmar en locaciones de cuatro estados -Veracruz, Tabasco, Hidalgo y Ciudad de México un guion que debió sintetizar una novela de 384 páginas “si bien no trataba de capturar toda la obra sí una gran parte de ella y el espíritu del libro, entonces fue un guion largo que fuimos ajustando y ajustando porque el cine tiene eso, empuja a quedarse con lo esencial”.
Eso tanto en lo referente al argumento como en el equipo, pues de acuerdo con Mario Muñoz “siempre es cierto que la gente que está en las películas es la que debe estar, como que al final los astros se alinean; por ejemplo, Sofía Espinoza estuvo en nuestra cabeza mientras escribíamos el guion, pero también me sorprendí con los actores Kristyan Ferrer y Leonardo Ortizgris, con quienes nunca había trabajado (…) es un proceso misterioso y bonito el cómo se acomoda el crew de una película”.
Ahora bien, la narrativa presenta un lado muy oscuro de la sociedad mexicana, pero el cineasta comenta que la historia tiene un discurso social “muy presente, desde que tallereamos el guion en un taller que organiza la productora Bertha Navarro en Sundance, ellos nos llevaron hacia discusiones interesantes para entender cómo incide esta narrativa en la sociedad, lo que estamos tratando de decirle a la gente”.
Por tanto, manifiesta que “cuando hablas de un caso de corrupción, como el encubrimiento de un asesino, de repente puede ser muy desesperanzador porque pareciera que no avanzamos nada en ese sentido, pero la película busca poner en el centro al individuo, las decisiones que toma para ser o no parte de esos engranajes; tal vez no se puede cambiar el mundo pero sí a ti mismo”.
No sobra recordar que el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) realizará su 19 edición entre el 27 de octubre y el 1 de noviembre en una versión híbrida, es decir, tendrá exhibiciones presenciales y funciones virtuales en Cinépolis Klic, Canal 22 y FilminLatino.