Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Un tema recurrente en la agenda pública es la artesanía, el regateo a la que es sometida por los consumidores locales y la salvación que representa el turismo extranjero como comprador, pero ¿qué sucede con las pinturas, esculturas y grabados que elaboran los artistas plásticos?, ¿se puede vivir del arte? A propósito de que el 15 de abril es Día Mundial del Arte, hemos indagado con personas del sector sobre el horizonte que presenta Michoacán.
El pintor y escultor Jesús Elí Maciel Rivera describió que la posibilidad de vivir del arte en Michoacán es real, pero sin duda se trata de algo complejo. “Vivo de ella pero de pronto sí se batalla, porque no es algo que pueda fluir de forma abundante siempre, hay instantes en que hay auges y de pronto viene el estancamiento”.
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Pero vivir del arte no es solamente vender obra, ya que también se encuentran los caminos de la docencia y las becas. El mecenazgo era otro camino pero en la actualidad ya es poco viable, consideró la gestora cultural y galerista Tania Fulgencio Peña, “esos tiempos romantizados ya se acabaron y ahora estamos en una realidad donde el trabajo debe ser colectivo, el artista no puede sobrevivir solo y necesita de espacios y público que asista a sus eventos, le compren y recomienden”.
En este punto, el historiador del arte Jorge Eduardo Ortiz de Montellano García, se decantó enfatizar la necesidad de educación, pues en la medida que las personas tengan un bagaje más amplio en cuanto a las manifestaciones artísticas “pues tendrán un mayor criterio al momento de entrar en contacto con los productos artísticos”.
Maciel Rivera también coincidió en el factor de que falta trabajo por hacer en cuanto a la formación de públicos, “en la conciencia que se debe tener con respecto al valor otorgado al arte; es decir, hay gente que sí lo respeta como un trabajo formal pero muchas otras no. Es nadar contra corriente”.
Ahora bien, Maciel Rivera consideró que Michoacán sí tiene un mercado del arte, porque en el estado hay muchos artistas, lo cual trae una problemática paradójica, pues afirmó que “somos tantos los que nos dedicamos a algo poco consumido y entonces nuestro producto se devalúa, justamente por la abundancia; en el estado y sobre todo en Morelia convergen muchas corrientes y tal vez hay más gente que hace arte que quienes lo consumen”.
A propósito del consumo, la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum) recabó en una “Carpeta básica de información cultural” que el nivel de escolaridad “es una de las características que fuertemente acentúan la asistencia a los espacios/ actividades culturales (…) en el caso de Michoacán se puede ver claramente esta correlación existente entre la asistencia anual y el nivel de escolaridad, cada vez que disminuye el nivel de asistencia”.
Por ejemplo, poco más del 10 por ciento de la población con nivel de secundaria asiste a un museo al menos una vez al año, cifra que se eleva al 55 por ciento entre quienes tienen formación universitaria.
Frente a esto, Fulgencio Peña mencionó que un consejo para los artistas “es que formalicen la manera en que presentan su trabajo, porque a parte de la creación y producción es muy importante la gestión; también es recomendable la diversificación de sus productos, pues si tal vez alguien no tiene posibilidad económica de comprar una pintura o escultura, las piezas pueden estar en tazas, lapiceros u otros objetos de la vida cotidiana que ayuden a tener la obra presente en oficinas, escuelas u otros espacios”.
Pero todavía queda por resolver qué sectores son los que, hoy por hoy, consumen más arte. En esta, la gestora, el pintor y el historiador del arte coincidieron en que son los extranjeros quienes compran más y mejor.
“Nosotros, en la galería que abrimos en 2014 (ahora dentro del Instituto Luis Berber) hemos visto que el público es mayormente extranjero, pero también otros sectores de la población mexicana porque a veces hay un estatus social vinculado a la posibilidad de adquirir una obra de arte; es un paradigma que podemos cambiar si fomentamos que participe la ciudadanía y vaya teniendo la conciencia del apoyo económico a los artistas entonces si se cambia el enfoque de que los espacios sean abiertos a otros públicos generaría mucho apoyo económico”, indicó Tania Fulgencio.
En todo caso, Maciel Rivera consideró que realmente no se puede hablar de manuales para que un artista pueda vivir, pues cada uno encuentra un camino distinto y depende en gran medida de las circunstancias.