Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).– A dos años de haber arrancado, el programa de Semilleros creativos trabaja a pesar de las condiciones adversas derivadas de la pandemia y busca hacer más accesibles los “lenguajes artísticos” a niños y niñas de comunidades indígenas y/o marginadas.
En entrevista para El Sol de Morelia, el artista visual Christian Díaz y el escritor Darío Zalapa, hablaron de su experiencia como coordinadores de los semilleros de Tzitzio y Cherán, respectivamente, mediante la cual coincidieron y lograron realizar un “fanzine” colaborativo con los alumnos de ambas comunidades.
“Los alumnos de Christian se aventaron imágenes, mientras nosotros hacíamos textos y el resultado fue muy variado porque cada grupo armó su fanzine con el orden que quiso”, dijo Zalapa luego de explicar que el ejercicio partió del cómo entienden el confinamiento los niños y niñas.
Por su parte Christian Díaz, destacó este tipo de trabajos “son muy necesarios en estos momentos de encierro y tensión”, pues son actividades que logran establecer lazos a distancia y promueven dinámicas de trabajo colectivo.
Dirigir los semilleros no ha sido tarea fácil para sus coordinadores. Desde el inicio de la pandemia, las clases presenciales han tenido que realizarse a distancia y no siempre con las comodidades de la educación virtual con que se cuenta en las ciudades. Sin embargo, reconocen que la logística del programa de la Secretaría de cultura federal ha logrado darle continuidad a las prácticas, gracias a tareas y ejercicios que los niños y niñas realizan en base a planes elaborados por los coordinadores.
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“El programa se ajustó muy bien al confinamiento, la mayor parte de las clases del año pasado fueron a distancia y, a nivel burocrático, han sabido perfilarlo a través de informes mensuales, semanales y correos electrónicos”, señaló Darío Zalapa quien se ha enfocado en brindar “acercamientos lúdicos a la escritura y la lectura”, en el semillero de Cherán.
A pregunta expresa sobre los problemas sociales a los cuáles se enfrentan en ambas comunidades, Zalapa señaló que el fenómeno de la migración es muy visible en la meseta purépecha y Cherán no es la excepción. Por el rango de edad del semillero, advirtió que temas como el levantamiento armado y la lucha por la autonomía de este pueblo, son relevantes pero en menor escala, ya que la “generación de chavos y chavas buscan terminar su educación básica y después irse a Estados Unidos a trabajar y generar un patrimonio”.
Señaló que Cherán tiene un “ADN artístico que ha sabido permear en los más jóvenes”, al ser un lugar en el que confluye una generación de artistas visuales con resonancia a nivel nacional y las bandas de vientos.
A su vez, Christian Díaz dijo que trabajar en Tzitzio ha sido un reto mayor porque “hubo que convencer a los papás para que los dejaron entrar a tomar las clases y, de principio, fueron muy apáticos”.
“A pesar de estar muy cerca de la capital, las disciplinas artísticas les son ajenas en su mayoría porque están muy influenciados por los medios de comunicación. En ese sentido, acercarlos a los lenguajes artísticos desde una perspectiva social, apenas va arrancando”, dijo al precisar que el programa cuenta con un espacio de intercambio llamado “Aeropuerto de saberes”, gracias al cual se invita a varios artistas a involucrarse con la comunidad, lo cual “va enriqueciendo el trabajo del semillero”.