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Morelia, Mich. (OEM-Infomex).- Nacida en París en 1908 y muerta un 14 de abril de 1986 en su propia casa ubicada en la calle Victor-Schœlcher de la capital francesa, Simone de Beauvoir fue escritora, ensayista, profesora y filósofa, pero también una figura imprescindible cuando se habla de feminismo.
Uno de sus libros más leídos es El segundo sexo (1949) donde establecía:
La burguesía conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses. Ciertos varones temen la competencia femenina
La sentencia sigue siendo válida en un mundo que si bien ha cambiado de forma positiva en muchos aspectos, sigue con prácticas patriarcales, con desigualdades de género y ni qué decir de la violencia social en contra de las mujeres.
A la francesa se le considera, además, representante del movimiento existencialista ateo y una ensayista que no dudó en exigir la reivindicación de los derechos de la mujer. Integrante de una familia burguesa, estudió en la Sorbona y en 1929 conoció a Jean-Paul Sartre, quien se convertiría en compañero sentimental durante el resto de su vida.
Para la académica y activista Esperanza del Consuelo Román Valadez, la figura de Simone de Beauvoir tiene una gran repercusión en el movimiento feminista de la actualidad,
Desde el existencialismo se planteó la pregunta de qué significaba ser mujer, pues en ese entorno posterior a la Segunda Guerra Mundial la mujer era etiquetada con un rol en específico, un rol determinado por la biología
De esta forma, la ubica como la primera filósofa en poner sobre la mesa de debate la construcción social de la mujer, de ahí que llega a la conclusión de que somos algo más que la simple biología”.
Para ejemplificar cómo esta visión del feminismo se ajusta a los entornos actuales, la especialista en temas de género hace un comparativo con la teoría Queer, “En Lázaro Cárdenas, por ejemplo, hay mujeres transexuales que se asumen como feministas pero no son aceptadas por otro grupo de activistas, quienes no las consideran mujeres. Si nos basamos en lo que sostenía Simone de Beauvoir, el concepto de mujer trasciende a la biología, es decir, no se trata de una caja de regalo que venga con maquillaje y accesorios”.
En su obra literaria, la autobiografía abunda, no sólo en los ensayos, sino en las mismas novelas y textos filosóficos. Un ejemplo que encuentra Román Valadez es el libro Memorias de una joven formal, quizá el primer texto donde habla de sí misma.
Algo importante que las mujeres deberíamos preguntarnos radica en saber qué es lo que somos, cuál es nuestro papel personal y social, pero añadido a eso tener el tiempo de sentarnos a contar nuestra historia, recuperar la biografía de mujeres, contarla nosotras mismas
El mito del amor romántico es otra de las aristas que Esperanza del Consuelo clama replantear a partir de la obra de la francesa.
“Ella toca el tema en su obra, en su biografía, cuando nos da a conocer que no cree en la monogamia y prefiere sostener una relación abierta con Sartre, entendiendo que ambos podrían tener amantes. De ahí que se escriba cartas con Nelson Algren”, autor, entre otras novelas, de El Hombre del brazo de oro.
Otra estudiosa de la francesa es Aura M. Romo, egresada de Filosofía por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (USMNH), quien coincide en que no se le ha estudiado como lo merece.
“Planteó un problema filosófico al preguntarse qué es ser mujer, lo que dividió desde tres ángulos: el oncológico, el existencialista y el fenomenológico”. Añade que El Segundo Sexo llegó a estar prohibido por la Iglesia católico, lo que, por razones entendibles, le dio un impulso para que más gente lo leyera. “Propone y funda el feminismo existencialista, tomando como base que la mujer se construye, decide por su libre albedrío y hace su propio destino”.
