Morelia, Michoacán.-La charrería es un deporte nacional en México, país donde se originó. Sin embargo, con el surgimiento de los defensores de los derechos de los animales se abrió el debate de hasta dónde se considera maltrato animal.
Según la Unesco, la charrería es una práctica tradicional entre comunidades del país que se dedican a la cría y el pastoreo del ganado a caballo.
El origen de esta práctica fue en Hidalgo y su finalidad es la de facilitar la convivencia entre criaderos de todo México. Familias enteras se han dedicado a este deporte y se pasa de generación en generación.
El caballo más utilizado para esta actividad es el criollo y el cuarto de milla, mientras que la montura que usan es la Albarda.
El 1 de diciembre de 2016 la charrería fue catalogada como deporte gracias a la Reforma Agraria de principios del siglo XX, según la página del Gobierno federal. Los principales precursores fueron los terratenientes que migraron de Guadalajara a la Ciudad de México.
Además de que crearon asociaciones para mantener la popularidad del deporte, siendo la Asociación de Charros de Jalisco A.C., Asociación de Charros de Morelia A.C. y Asociación de Charros Regionales de La Villa A.C. las más importantes.
¿Dónde se practica la charrería?
La llamada “charrería organizada” se practica en lienzos y rodeos ubicados en todo el país, incluida la CDMX, donde realizan entrenamientos para concursos públicos o charreadas como espectáculo.
Estas últimas están divididas en nueve suertes: Calada de caballos, Piales en el lienzo, Coleadero, Jineteo del toro, La faena de la terna en el ruedo, Jineteo de yegua, Manganas a pie, Manganas a caballo y Paso de la muerte.
Para practicar el deporte, los charros o jinetes portan sombreros de ala ancha como el Andaluz, “de piloncillo” y 4 pedradas, chaparreras, botín de charro de una pieza, cinturones piteados, calados o cincelados y la pachuqueña.
Los trajes se dividen en faena, media gala, gala y etiqueta, las cuales están acompañadas de reatas.
En el caso de las mujeres, o escaramuzas, su vestimenta se divide en tres clases: Adelita, china poblana y el de charra de etiqueta y están compuestas de un rebozo en X o largo, sombrero charro de 4 pedradas, calzonera y botines de una pieza.
La charrería como maltrato animal
Aunque la Unesco ve a la charrería como “un elemento importante de la identidad y el patrimonio cultural de las comunidades depositarias de esta tradición”, organizaciones animalistas consideran que se trata de maltrato animal y no por ser tradición, se debería ver de otra forma.
La organización animalista Peta indica que si bien las charreadas fueron en algún momento una exhibición de habilidades entre jinetes, se distorsionó la práctica y terminó haciendo del sufrimiento de caballos, toros y becerros un espectáculo, pues realizan actos que no hace ninguna persona que se dedica al campo.
La organización mundial hizo un análisis de algunas de las suertes que componen las charreadas, como el paso de la muerte que consiste en que un jinete salta desde el lomo de su caballo al de otro salvaje y lo monta hasta que este se agote.
Otro número que analizaron fue la faena de la terna en el ruedo, en el cual unos jinetes lazan a un toro por el cuello y por las patas traseras y lo tiran jalándolo en direcciones opuestas.
En el estado de Nebraska, Estados Unidos, prohibieron el Coleadero, que consiste en perseguir a un cabestro, agarrarlo de la cola, el jinete lo ata alrededor de su bota y estribo y lo desvía derribándolo.
En el condado de Jefferson, Colorado, multaron al promotor de una charreada luego de realizar una investigación en la cual descubrieron que el ganado que usaron en el espectáculo presentó desgarre de piel en la cola y fracturas, por lo que tuvieron que practicarles la eutanasia.
El veterinario Steve White narró su experiencia al presenciar una mangana y los piales. En ambos números, tienen que lazar caballos y derribarlos. El médico argumentó al ayuntamiento de Omaha que esta práctica puede causar quemaduras por el roce de la cuerda, dislocaciones, desgarres musculares y fracturas. Derribar caballos está prohibido en 12 estados de Estados Unidos.
La Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales de la Comisión Nacional de Cultura (Conaculta) realizada en 2010 lanza que solo el uno por ciento de las personas que fueron a una festividad tradicional asistieron a una charreada.
Felipe Márquez Muñoz, activista de la Human Society International, asegura que la población en general pierde cada vez más el interés en asistir a este tipo de eventos, por lo que cuestiona la decisión de incluirlos en eventos culturales en actividades públicas.