/ domingo 27 de marzo de 2022

La “Muni”, una tradición sin caducidad

Con más de 80 años y reuniendo a casi 20 mil jugadores cada fin de semana, la Liga Municipal de Morelia es una de las más grandes de México

Morelia, Mich (OEM-Infomex).- Con casi 20 mil jugadores cada fin de semana, se presume como la liga amateur más grande del país. No existe un registro puntual, pero los más veteranos coinciden en que se trata de una tradición que arrastra más de 80 años y contando.

La Liga Municipal de Futbol Morelia tiene como sede principal las canchas de la Unidad Deportiva Cuauhtémoc (UDC) y ahí, entre sábado y domingo, se disputan partidos de 32 categorías, con jugadores que van desde los cinco y hasta los sesenta años.

A decir de José Tovar, dueño de un club que pertenece a la franquicia del Arriaga Rivera, la pasión que despierta esta competencia es única, por lo que año con año hacen el esfuerzo por invertir el recurso necesario para poder participar en la temporada.

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Entre registros, credencialización, uniformes y demás aspectos que solicita la mesa directiva de la liga, José Tovar destina alrededor de cuatro mil pesos por torneo para que sus jugadores puedan tener actividad en la categoría Intermedias.

La seriedad con la que los futbolistas amateurs encaran cada fin de semana en las llamadas canchas de Policía y Tránsito es similar al profesionalismo, o al menos así lo vive Geovany Delgado, quien afirma que a final de cuentas se está representando a un club, una empresa, una escuela o alguien que está apostando por ti.

“Todo eso te genera un vínculo de identidad, además de que hay jugadores a los que se les paga, entonces eso ya implica una fuente de empleo adicional. En lo personal, no soy un hombre de cábalas, creo en el trabajo en equipo dentro de la cancha, en el tener un buen equilibrio entre lo físico y lo mental para poder obtener un buen resultado”.

Añade que, tras jugar desde hace veinte años de manera ininterrumpida, su secreto sigue siendo el de cualquier profesional: ser disciplinado, dormir bien, no desvelarse y estar alejado a los vicios. “Lo mismo me da jugar en una cancha de tierra que en el estadio Morelos, quedé acostumbrado que el amateurismo es mi final de Champions League y yo todos los domingos soy el pibe de mi barrio”.

“Somos el rival más odiado”

Instalado en su negocio de pollos que tiene en el centro de la ciudad, Eduardo Villalón lo primero que hace al pedirle que me cuente la historia del Tauro, es invitarme al fondo de la casa para que observe una habitación repleta de trofeos. “Ésta sólo es una parte, los tengo divididos en cuatro”, presume sin ataduras.

El Club Tauro, junto al Independiente, es uno de los equipos más longevos de la Liga Municipal y en voz de su propietario, también es el más odiado en Morelia por su historial ganador que se empezó a gestar en 1945, cuando comenzaron a participar en la Primera Fuerza.

“La Liga Municipal nació con el Tauro y siempre ha competido por los campeonatos. El equipo fue formado por carniceros y tiempo después, mi hermano Luis Villalón se hizo cargo, después falleció y fue cuando yo tomé al toro por los cuernos”.

El “Chombo”, como se le conoce entre el gremio de futbolistas, explica que, a diferencia de otros clubes, el suyo se distingue porque cuenta con Fuerzas Básicas; es decir, trabaja con la filosofía de que los niños cumplan con un proceso futbolístico y de madurez antes de llegar a la categoría de Primera Especial.

De los jugadores que lograron saltar al profesionalismo, presume que varios pasaron por las filas del Tauro, como es el caso de los hermanos “Mochito” y Antonio Villalón, Alfredo Martínez, Omar Trujillo, Heriberto Ramón Morales, Hugo Ayala, entre otros.

Sin embargo, para el “Chombo” una de las crisis que vive la Liga Municipal de Futbol es que cada vez es menos vista y tomada en cuenta por los clubes profesionales, pues si antes el equipo de la ciudad se nutría de jugadores como Mario el “Mudo” Juárez, ahora señala que no hay interés por el semillero que de ahí surge.

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“Da tristeza que tengamos un equipo con el nombre de Morelia pero que en él no se tenga ni un solo jugador michoacano. Es algo que provoca coraje y sentimiento al mismo tiempo, porque en estos dos años que no se ha tenido ascenso, bien se pudo conformar un equipo base que naciera de los morelianos”.

En el llamado futbol moderno, dice que poco importa ya el futbolista amateur. Critica que, para poder llegar a primera división, ahora lo que se toma en cuenta es el padrino que te recomienda y los contactos que se tengan al interior de un club.

Como defensor del Tauro y de la liga, asegura que en las canchas de la UDC existe un tesoro que no se ha sabido explotar, pero también lo atribuye a otra problemática: los jugadores ya no están teniendo roce nacional.

“Antes era una cosa divina, participábamos en eventos regionales y nacionales, entonces como asociación de la liga íbamos a representar al estado y el nombre de Michoacán era temido, luego desapareció la asociación y ese fogueo se terminó”.

En este sentido, Eduardo Villalón hace un llamado a la unión entre los miembros de la liga para recuperar el terreno perdido. Mientras tanto, afirma que cada fin de semana su equipo seguirá estando presente en las canchas para seguir demostrando lo único de lo que está cien por ciento seguro: “El que no juega en el Tauro es por pendejo”.

Morelia, Mich (OEM-Infomex).- Con casi 20 mil jugadores cada fin de semana, se presume como la liga amateur más grande del país. No existe un registro puntual, pero los más veteranos coinciden en que se trata de una tradición que arrastra más de 80 años y contando.

La Liga Municipal de Futbol Morelia tiene como sede principal las canchas de la Unidad Deportiva Cuauhtémoc (UDC) y ahí, entre sábado y domingo, se disputan partidos de 32 categorías, con jugadores que van desde los cinco y hasta los sesenta años.

A decir de José Tovar, dueño de un club que pertenece a la franquicia del Arriaga Rivera, la pasión que despierta esta competencia es única, por lo que año con año hacen el esfuerzo por invertir el recurso necesario para poder participar en la temporada.

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Entre registros, credencialización, uniformes y demás aspectos que solicita la mesa directiva de la liga, José Tovar destina alrededor de cuatro mil pesos por torneo para que sus jugadores puedan tener actividad en la categoría Intermedias.

La seriedad con la que los futbolistas amateurs encaran cada fin de semana en las llamadas canchas de Policía y Tránsito es similar al profesionalismo, o al menos así lo vive Geovany Delgado, quien afirma que a final de cuentas se está representando a un club, una empresa, una escuela o alguien que está apostando por ti.

“Todo eso te genera un vínculo de identidad, además de que hay jugadores a los que se les paga, entonces eso ya implica una fuente de empleo adicional. En lo personal, no soy un hombre de cábalas, creo en el trabajo en equipo dentro de la cancha, en el tener un buen equilibrio entre lo físico y lo mental para poder obtener un buen resultado”.

Añade que, tras jugar desde hace veinte años de manera ininterrumpida, su secreto sigue siendo el de cualquier profesional: ser disciplinado, dormir bien, no desvelarse y estar alejado a los vicios. “Lo mismo me da jugar en una cancha de tierra que en el estadio Morelos, quedé acostumbrado que el amateurismo es mi final de Champions League y yo todos los domingos soy el pibe de mi barrio”.

“Somos el rival más odiado”

Instalado en su negocio de pollos que tiene en el centro de la ciudad, Eduardo Villalón lo primero que hace al pedirle que me cuente la historia del Tauro, es invitarme al fondo de la casa para que observe una habitación repleta de trofeos. “Ésta sólo es una parte, los tengo divididos en cuatro”, presume sin ataduras.

El Club Tauro, junto al Independiente, es uno de los equipos más longevos de la Liga Municipal y en voz de su propietario, también es el más odiado en Morelia por su historial ganador que se empezó a gestar en 1945, cuando comenzaron a participar en la Primera Fuerza.

“La Liga Municipal nació con el Tauro y siempre ha competido por los campeonatos. El equipo fue formado por carniceros y tiempo después, mi hermano Luis Villalón se hizo cargo, después falleció y fue cuando yo tomé al toro por los cuernos”.

El “Chombo”, como se le conoce entre el gremio de futbolistas, explica que, a diferencia de otros clubes, el suyo se distingue porque cuenta con Fuerzas Básicas; es decir, trabaja con la filosofía de que los niños cumplan con un proceso futbolístico y de madurez antes de llegar a la categoría de Primera Especial.

De los jugadores que lograron saltar al profesionalismo, presume que varios pasaron por las filas del Tauro, como es el caso de los hermanos “Mochito” y Antonio Villalón, Alfredo Martínez, Omar Trujillo, Heriberto Ramón Morales, Hugo Ayala, entre otros.

Sin embargo, para el “Chombo” una de las crisis que vive la Liga Municipal de Futbol es que cada vez es menos vista y tomada en cuenta por los clubes profesionales, pues si antes el equipo de la ciudad se nutría de jugadores como Mario el “Mudo” Juárez, ahora señala que no hay interés por el semillero que de ahí surge.

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“Da tristeza que tengamos un equipo con el nombre de Morelia pero que en él no se tenga ni un solo jugador michoacano. Es algo que provoca coraje y sentimiento al mismo tiempo, porque en estos dos años que no se ha tenido ascenso, bien se pudo conformar un equipo base que naciera de los morelianos”.

En el llamado futbol moderno, dice que poco importa ya el futbolista amateur. Critica que, para poder llegar a primera división, ahora lo que se toma en cuenta es el padrino que te recomienda y los contactos que se tengan al interior de un club.

Como defensor del Tauro y de la liga, asegura que en las canchas de la UDC existe un tesoro que no se ha sabido explotar, pero también lo atribuye a otra problemática: los jugadores ya no están teniendo roce nacional.

“Antes era una cosa divina, participábamos en eventos regionales y nacionales, entonces como asociación de la liga íbamos a representar al estado y el nombre de Michoacán era temido, luego desapareció la asociación y ese fogueo se terminó”.

En este sentido, Eduardo Villalón hace un llamado a la unión entre los miembros de la liga para recuperar el terreno perdido. Mientras tanto, afirma que cada fin de semana su equipo seguirá estando presente en las canchas para seguir demostrando lo único de lo que está cien por ciento seguro: “El que no juega en el Tauro es por pendejo”.

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