Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Lucía Armendáriz Licona comenzó a practicar Jiu Jitsu Basileño en 2014 y por varios años, se mantuvo activa en competencias nacionales, pero lo que nunca imaginó es que sus conocimientos en artes marciales también le servirían para orientar a mujeres a través de talleres de defensa personal.
Como trabajadora del Instituto Municipal de Cultura Física y Deporte (IMCUFIDE), relata al Sol de Morelia que el año pasado comenzaron a recibir mensajes en sus redes sociales donde las mujeres expresaban la necesidad de contar con herramientas para poder defenderse ante un asalto, intento de violación, acoso sexual o cualquier acción agresiva hacia sus personas.
El primer taller se realizó en abril del 2022 en las instalaciones de la paramunicipal, posteriormente también empezaron a coordinarse con el Instituto de la Mujer Moreliana para la Igualdad Sustantiva (IMUJERIS) para trasladar las capacitaciones a la dependencia.
Desde esa primera experiencia, refiere que la respuesta fue positiva y a partir de ahí el interés por estos cursos se fue incrementando, al grado de que han tenido sesiones donde llegan hasta sesenta mujeres, lo que los orilla a tener más de un instructor.
De acuerdo a la información que proporciona la Fiscalía General del Estado (FGE), el año pasado se presentaron en Morelia un total de 233 denuncias por el delito violación, 16 por hostigamiento sexual, 345 por abuso sexual y 110 por acoso sexual.
Ante estos delitos que padecen en su mayoría las mujeres, Lucía Armendáriz comparte que lo que más solicitan las asistentes a los talleres de defensa personal es que se les enseñe procedimientos efectivos para lograr zafarse de posibles agresores.
Yo he visto que a ellas les gusta y se motivan al hacer este tipo de ejercicios, pues algo que ganan con los talleres es una mayor seguridad, entonces hemos recibido a mujeres de todas las edades. Sin embargo, procuramos no enseñarles cosas tan extravagantes que realmente no puedan usar al momento de enfrentar un asalto por ejemplo.
En este sentido, la deportista aclara que el taller no está enfocado en aprender técnicas para que se enfrenten a su agresor, sino que se trata de otorgarles herramientas para que puedan escapar de una situación que las ponga en peligro.
“Yo siempre les digo que lo mejor que pueden hacer es huir, el no creer que porque ya tienen conocimientos de la disciplina van a poder quedarse a combatir, ya que hay muchos factores que desconocemos, como el hecho de que el violentador puedan estar acompañado o lleve consigo un arma”.
De manera personal, puntualiza que nunca le ha tocado vivir una situación en la que se haga necesario aplicar sus conocimientos, pero revela que ha escuchado testimonios de alumnas que padecieron distintitos tipos de violencias físicas como son los intentos de estrangulamientos.
Con la iniciativa de este taller, la instructora expone que han buscado expandirse también con las mujeres de las tenencias y si bien se ha obtenido una respuesta favorable, reconoce que hay casos donde han llegado a encontrarse con barreras machistas, ya que hay esposos que se niegan a que sus parejas tomen el curso.
“Me ha tocado que llegan mujeres que me dicen que sus maridos no las querían dejar asistir por temor a que aprendan a defenderse, pero eso es algo benéfico, pues la enseñanza es para que ellas sepan salir de algún problema”.
Además de la parte técnica, el curso se complementa con lecciones para que las mujeres aprendan a preparar de manera casera su propio gas lacrimógeno, además de emitir otro tipo de recomendaciones como el cargar una manopla o cualquier objeto que funcione al momento de defenderse.
Lucía Armendáriz precisa que el próximo taller será impartido tentativamente en dos meses sin ningún costo para las mujeres, pero añade que es importante que antes de ingresar a tomarlo, sean conscientes de que la defensa personal no es algo que se aprenda en pocas sesiones, sino que implica un proceso que funciona de distinta manera en cada persona.
