Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Nacido en la comuna Carlos Pellegrini, en la provincia de Santa Fe, Argentina, Gabriel “Místico” Pereyra comenzó a corretear el balón desde los cuatro años sin saber que su destino estaba precisamente en el mundo del futbol. El exjugador y actual entrenador del Atlético Morelia conversó con El Sol de Morelia para hablar de todo un poco: su pasado, su amor por River Plate, su pasión hacia la lucha libre y hasta de la idiosincrasia del futbolista mexicano.
¿Quién es Gabriel Pereyra?
Difícil de definir, quiero ser el mejor ejemplo de educación de mis padres, eso lo tengo muy claro. Yo los represento a ellos, entonces trato de ser amable, solidario, tener muy bien arraigado lo que son los valores. Después, un exjugador de futbol que toda su vida corrió detrás de una pelota; desde chiquito no encontré otro juego más atrayente que fuera el balón de futbol y eso me llevó a alejarme de mi pueblito y me trajo a México a ser reconocido, a ser una persona importante en el mundo deportivo y ahora el entrenador del Atlético Morelia.
¿Cómo llega el futbol a su vida?
A los cuatro años empecé en el club de mi pueblo que se llama San Martín de Carlos Pellegrini. Estaba en el campo desde la 4 de la tarde, cuando entrenaban todas las categorías, y hasta las 10 de la noche que se iba la última. Nosotros nos la pasamos todo el día pateando la pelota y ahí empecé a acrecentar esa pasión, pues no encontraba algo que me gustara más que jugar al futbol.
¿Cómo se dio su llegada a River Plate?
Se da muy raro, pero es una anécdota muy linda. Yo no llego a probarme, sino que llegué a conocer el estadio. Mi papá es un enfermo de River, en mi familia lo único y lo primero que tocó la piel cuando nacimos fue la camiseta de River. Con mis hijos es igual, lo primero que tocaron fue la camiseta.
Entonces llegamos a conocer el estadio, me puse a jugar con unos chicos que eran socios del club y enseguida vieron que tenía condiciones, empezaron a llamar a técnicos y directivos deportivos para que me vieran, y fue cuando me ofrecieron probarme. Al otro día regresé y vi que mi papá venía contento corriendo con un carnet en la mano y diciendo que yo ya era jugador de River.
¿Qué aprendizaje deja el haber jugado en un equipo de este nivel?
Lo más importante es la competencia, el estar siempre progresando, pues la competencia interna siempre es muy alta en cualquier categoría. Ser titular en River era una tarea muy difícil y que a diario debía haber una superación constante porque siempre hay alguien que juega mejor que tú, que tiene más condiciones y quiere hacer las cosas bien para debutar en primera.
Entonces la exigencia es muy grande y eso habla del manejo de presión. Yo le digo a mis jugadores que presión es la de un papá que tiene que regresar a casa con dinero para que sus hijos coman. Nosotros acá disfrutamos el futbol, pero la exigencia es muy alta en River porque una vez que debutas ya hay alguien que viene debajo de ti con menor edad y que llega con más fuerza, entonces mantener tu puesto es una situación incómoda que vives a diario y que no puedes ni siquiera ni pestañear porque viene otro jugador de renombre a ocupar tu puesto.
Dani Alves mencionó que el jugador mexicano es conformista, ¿coincide con esta visión?
Yo creo que estadísticamente le tengo que dar la razón. El día que el jugador mexicano realmente quiera progresar o esforzarse más, los extranjeros no venimos más en cuanto a futbolistas, directores técnicos y profesores. Yo no concibo que en México no pueda haber 10 preparadores físicos de alto nivel, ya que si tú miras en Liga Mx todos son extranjeros.
Una de las tareas del mexicano es no enojarse por lo que le dicen los extranjeros que llegan. Con la calidad que hay acá, el día que el mexicano se decida en dar un paso al frente y mejorar en todos los aspectos esto será diferente, porque el mexicano no está dispuesto todavía a dejar sus costumbres; es decir, los taquitos, la tortilla, la comida y la bebida que es mala. Son cosas muy arraigadas que no son buenas para un deportista y en el futbol profesional cuesta hacer entender que lo tienen que apartar.
¿Cómo se visualiza en algunos años como entrenador?
Yo quiero ir escalando poco a poco, mejorando día a día. Tengo metas y objetivos, y eso mismo te va marcando si vas bien o mal, pero lo más importante es que me mentalizo creciendo día a día. Tengo que aprender de mis errores, fortaleciendo mis virtudes y yo me siento contento que, más allá del equipo en que esté, cada día soy mejor persona y entrenador.
Tengo metas como el querer dirigir todos los equipos en los que pude jugar, para mí sería un orgullo estar al frente de Cruz Azul y Puebla, ya me tocó Atlante y ahora Morelia. Me siento contento de poder devolverle a la gente todo el cariño que recibí siendo jugador.
¿Cómo nace la afición a la lucha libre?
La lucha libre mexicana es de lo más lindo que he disfrutado como espectáculo y deporte. Mi pasión nació en el 2005 y hasta el día de hoy si se puede agarro mi auto y me voy a la Ciudad de México con mis hijos para ver las funciones. Eso es algo que puedo hacer porque me distrae un poco de lo que es la vorágine y psicosis del futbol.
