Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Monserrat Guadalupe Zavala Cahue aparece frente a la cámara de su celular. Antes de abordar el avión que la llevará a Brasil para competir en el torneo Breaking For Gold, aprovecha esos minutos en soledad para reflexionar lo que ha sido su carrera deportiva: “Yo nunca creí que tan pronto pudiera estar viajando a diferentes partes del mundo haciendo lo que amo”.
Y es que su salto a los primeros planos del breaking nacional e internacional se han dado de manera vertiginosa como los pasos de baile que ejecuta en cada certamen donde participa. Hace apenas un año, la moreliana se convirtió en doble medallista de los Juegos Nacionales Conade 2022, pero ahora mismo ya sueña con alcanzar la competencia Olímpica de París 2024 y los Panamericanos de Chile en este 2023.
Con 21 años, ya también sabe lo que es ganar medallas en los Juegos Olímpicos Juveniles de Filadelfia, consagrarse campeona en el Red Bull Dance de Orlando, Florida, así como representar al país en competencias de Japón y en el Silverback break. Monserrat Zavala ya es una realidad del deporte michoacano.
“Es difícil asimilarme como un referente del breaking porque yo siento que todavía me falta muchísimo, ya que considero que nunca se termina de ser estudiante. Pero me da mucha felicidad saber que los pasitos que he dado han inspirado, ayudado o motivado tan siquiera un poco. Eso es algo que me llena de amor, el poder compartirles esta energía a los demás y si se puede, abrirles puertas y plataformas”.
La etiqueta de referente no le pesa, pues argumenta que se trata de hacer algo que ella ama. Sin embargo, admite que le genera inquietud la necesidad que siente como atleta de ayudar para cambiar la situación del deporte mexicano, pues uno de los reclamos constantes que se tienen en el gremio es la falta de apoyo para poder viajar a competir.
La deportista se introdujo en el mundo del breaking gracias a una academia de danzas urbanas en la que participó cuando estudiaba la Secundaria. A partir de ahí y con el apoyo de su entrenador, vinieron sus primeros concursos locales en los que pudo darse cuenta que tenía el talento para la disciplina.
Durante este recorrido que ha vivido, expone que para ella el breaking se ha convertido en un arte y un deporte que le otorga identidad, pero que también le representa una lucha, sueños por cumplir, esperanzas, sacrificios, lágrimas, amor, libertad y resiliencia.
Además del breaking, Monserrat Zavala es estudiante de la carrera de Ingeniería de Biotecnología en la Universidad Tecnológica de Morelia (UTM). Pese a los constantes viajes que tiene que realizar y sus estrictas rutinas de entrenamiento, la joven ha logrado mantener un promedio de 9.9, lo que le permitió obtener un reconocimiento por parte de la Secretaría de Educación en el Estado (SEE).
“Ha sido complicado poder dar un balance a ambas partes (estudio y deporte), aparte hay que sumarle que debo ser amiga, hija, emprendedora y humana en general. Pero siempre he pensado que si una tiene sus objetivos bien fijos, no existirá cosa lo suficientemente grande que se anteponga a ellos”.
Sobre la fórmula que aplica para obtener resultados en todas las facetas de su vida, destaca el tener una buena organización interna, disciplina y fijar esas prioridades que implicarán sacrificar muchas cosas con tal de llegar a la meta planteada.
Monserrat Zavala es clara cuando se le pregunta el cómo se visualiza en un periodo de cinco años: “Me veo en todo el mundo, tomando talleres, dando talleres, compitiendo y, como el sueño de todo deportista, poder vivir de esto sin preocupación, tener la posibilidad de ser patrocinada y apoyar a las generaciones venideras y a mi familia. ¿Y por qué no? También me sueño como campeona olímpica”.
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La moreliana ha viajado sola a Brasil. Sabe que ganar nunca es seguro y que a veces es algo que está fuera de sus manos, pero sin importar la competencia en puerta, promete siempre dar lo que está en sus posibilidades, dar un mejor desempeño, poner en práctica lo entrenado, sacrificado y aprendido.
Frente a la cámara de su celular, se muestra sonriente y emocionada. No le importa que se tratará de un viaje de muchas escalas que le implicarán casi 24 horas de trayecto. “Si tú no crees en ti, cree en los que creen en ti”, concluye en su mensaje antes de iniciar la aventura.