Morelia, Mich (OEM-Infomex).- Cuentan que a finales de los años 90, en cada colonia de Morelia se podían observar a chicos bailando al ritmo de hip-hop sobre tapetes o cartones. Aquella movida era el Breaking, o lo que los medios de comunicación y las marcas publicitarias rebautizaron como “Break Dance”.
El “boom” del movimiento que nació en el barrio del Bronx, dentro de la ciudad de Nueva York en los 70, perdió fuerza en la capital michoacana con el pasar de los años, ya sea porque para algunos se trató de un simple pasatiempo o de una moda que rápidamente fue sustituida por otra actividad.
Pero no para todos fue así. Enrique García Alanís tiene 37 años y, además de tener una escuela de hip-hop de nombre Hermano Urbano Morelia Estrellas Callejeras (HUMEC), sigue practicando el Breaking como lo ha venido haciendo desde 1996. Para demostrarlo, frente a un muro de grafitis, realiza una exhibición de técnicas mientras se deja capturar en fotografías.
“Por ahí del 2001 ya casi nadie bailaba, fue todo un cambio cultural porque luego se vino la oleada del grafiti, pero nosotros seguimos con el interés y en 2013 creamos esta escuela por la que ya han pasado bastantes estudiantes, pero no somos la única, en Morelia existen otros espacios, plazas y hasta Casas del Estudiante donde se practica”.
Relata que cuando conoció esta expresión, inmediatamente se dejó atrapar por los giros de cabeza que los expertos hacían sobre el suelo. Pero más allá de lo imponente en los movimientos, considera que el baile lo ayudó para dejar de ser una persona tímida y solitaria, le dotó de una mayor confianza y con el tiempo fue ganando amistades que hasta el día de hoy se mantienen vigentes.
Recientemente, el Breaking ha sido incluido como disciplina olímpica, por lo que estará presente en París 2024, pero también a nivel nacional, pues a partir de este año formará parte de los Juegos Conade. Para Enrique, se trata de un paso importante para combatir la estigmatización que recae sobre la disciplina.
Y es que, como todo lo que nace y se desarrolla en la calle, este pilar del hip-hop ha sido mal visto por la sociedad, quien lo termina relacionando equívocamente a cuestiones ilícitas o que poco tienen que ver con la disciplina que la actividad dancística requiere.
“Justo estamos ante una oportunidad de retomar el Breaking, pues de estar en la calle se está pasando al tema deportivo, ahora la gente lo puede tomar de otra manera, es una ventaja que se tengan espacios para entrenar. Cuando yo empecé la cosa era como caiga, si podías ver un video en tele qué bien, pero ahora ya se cuenta con una mayor información”.
El jefe del departamento selectivo y estudiantil de la Comisión Estatal de Cultura Física y Deporte (CECUFID), Sergio García Malfavón, explicó que ya se encuentran en la planeación del selectivo estatal rumbo a Juegos Nacionales Conade; sin embargo, están a la espera de que les hagan llegar los anexos técnicos para poder formular la convocatoria.
No obstante, desde ahora, Enrique asegura que cuentan con las bases necesarias para poder congregar gente que participe en la justa deportiva y aunque se trataría de una primera experiencia, considera que hay elementos para pensar en hacer un buen papel, pues en 2017 una de sus alumnas compitió de buena manera en los Estados Unidos y Japón, lo que afirma les dio un prestigio internacional.
Salir a competir
Todo comenzó con un giro de cabeza. A Gustavo Alvarado desde niño le gustaron las acrobacias. Primero fue la gimnasia olímpica, después vino el reto de caminar sobre manos y finalmente, en una tardeada de secundaria, conoció lo que en ese momento llamaban como “Break Dance”.
En su historial, acumula 22 años ininterrumpidos bailando, muchas competencias ganadas, pero, sobre todo, incontables horas de entrenamiento. Y es que, desde su percepción, todo pasa por la disciplina, el tomarse en serio esta pasión.
“En Morelia hay mucho talento, pero el detalle es que son contadas las personas que salen a eventos a bailar y competir, si nunca lo haces, no podrás conocer lo que se vive en otros estados y te quedarás encerrado en tu burbuja”.
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Gustavo recuerda que cuando se unió por primera vez a un club en su vida, comenzó a dedicar cuatro horas diarias al entrenamiento del Breaking. Luego vino su primera competencia en León, Guanajuato, y la ganó. Evidentemente, la motivación provocaría que ya no hubiera un revés para él. Bailar era algo que haría toda su vida, estaba decidido.
En el evento más grande a nivel nacional que se desarrolla en Ciudad de México, primero probó lo que es llegar a semifinales, luego lo volvió a intentar y ahora sí: saboreó lo que era saberse el mejor, al tiempo que se percató que ya estaba en un nivel profesional. Siguieron los torneos y el baile, siendo hace dos semanas su última competencia en San Miguel de Allende, Guanajuato.
Sobre la integración del Breaking como disciplina olímpica, reconoce que es algo positivo, pero también advierte que en México se requiere de más apoyo para este deporte, pues para que un atleta pueda ir a participar es estrictamente necesario contar con un entrenador certificado.
Pero también es optimista. Confía en lograr una sinergia entre su generación y los nuevos talentos. Solamente les pide que se dejen guiar por la voz de los más experimentados, que se comprometan y que sean cien por ciento disciplinados. De lograrlo, se cumpliría con una de las máximas del Breaking: la unidad por encima de todo.