La venta de hardware y software ilegal en el mundo de los videojuegos es una práctica que ha resultado sumamente difícil erradicar; cuando alguna compañía lanza algún producto, poco después sale al mercado una opción que carece de las licencias válidas de los fabricantes originales.
De acuerdo a especialistas, en todo el mundo, pero sobre todo en América Latina, la venta de consolas ilegales tuvo un incremento notable a principios de la década de los noventa debido a que el hardware original era de poco acceso.
En la actualidad los fabricantes de las consolas de videojuegos de última generación tienen que enfrentarse a los mismos problemas de hace 30 años; sin embargo, la vulnerabilidad a la que son expuestos sus sistemas ocurre bajo procedimientos distintos.
¿Cuáles son las consolas más pirateadas?
En América la conocida como Nintendo Entertainment System (NES) fue una de las consolas con más violaciones registradas a su sistema; en el mercado ilegal pudieron verse diversas versiones que el público y compradores incluso solían identificar bajo ciertos nombres que se volvieron populares, como la Famiclone o la Polystation.
En México la NES salió a la venta en 1990, ocho años después de que se publicara en Japón y Estados Unidos. Quienes jugaron videojuegos a mediados y finales de los ochentas no podrán olvidar los cartuchos de colores con más de 5 mil juegos, que salieron en el mercado negro para jugar en las consolas piratas.
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Playstation One
Otra gran consola que sufrió los embates de la piratería fue la primera PlayStation, la cual fue lanzada en 1994 y desde entonces se vio vulnerada en su interior para que pudiera reproducir cd-roms ilegales.
Las consolas comprometidas podían encontrarse en todos los mercados ilegales, pero también en tiendas de autoservicio de renombre; en algunos países de América, como Brasil y Colombia, era posible encontrar hardware con alteraciones en lugares como Walmart y Sears.
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Nintendo DS y 3DS
Cuando la Nintendo DS salió al mercado era una consola costosa, no tan accesible; eso propició que un dispositivo en forma de cartucho saltara a la fama y se popularizara rápidamente en el mercado ilegal. Con el pequeño aditamento era posible reproducir software ilegal en la consola original, archivos que eran descargados de internet y de fácil acceso.
Lo anterior convirtió a la Nintendo DS en una de las consolas más pirateadas en América, pues a través de ese aditamento conocido como R4 podían reproducirse cientos de juegos a un precio sumamente bajo. Ese fenómeno se extendió hasta los tiempos de la Nintendo 3DS y 2DS, consolas igualmente vulneradas.
