Las conmemoraciones que se realizan el último día de octubre y los primeros dos días de noviembre se han anidado en la sociedad de forma caótica debido a la gran cantidad de información de la que se dispone, ya sea para fomentar el incremento del turismo o para incentivar el consumo.
Sin embargo, el día 1 de noviembre, el Día de Todos los Santos, tiene una connotación específica que se separa de las otras celebraciones; se trata de una conmemoración con profundas raíces en la cultura y en la historia de la Iglesia Católica.
En el Día de Todos los Santos se honra a los santos de la Iglesia Católica; es decir, a todos los santos; lo que significa que en esta clasificación también entran aquellos que no son recordados en alguna fecha en particular y también aquellos que no han sido canonizados.
Sin embargo, también hay una notación especial; en el Día de Todos los Santos igualmente se recuerda a aquellas almas que, habiendo estado en el purgatorio, han pasado al cielo; almas que fueron salvadas gracias a las oraciones de los vivos y que ahora se encuentran iluminadas por la luz de Dios.
De acuerdo al sitio Catholic.net, la Iglesia ha instituido la Fiesta de Todos los Santos “para alabar y agradecer al Señor la merced que hizo a sus siervos, santificándolos en la tierra; para honrar a los santos de que no se hace fiesta”.
Igualmente se recuerda la fecha para procurar mayores gracias y “multiplicar los intercesores; para reparar en este día las faltas que en el transcurso del año hayamos cometido”; pero sobre todo, para animarnos con “los ejemplos de tantos santos de toda edad, sexo y condición”.
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¿Qué dice la Iglesia Católica?
En el sitio Vatican.va se indica que “la liturgia católica ha dedicado esta Fiesta especial a hacer presentes en nuestra memoria a todas aquellas personas que, superando la debilidad y las tentaciones, ahora comparten la gloria de Cristo”.
Igualmente se señala que el Día de Todos los Santos “se recuerda a todas aquellas hijas e hijos de Dios que vivieron la fe, la esperanza y la caridad siguiendo el ejemplo de Jesús”.
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Origen del Día de Todos los Santos
Aunque aún no hay datos suficientes para establecer el origen de la celebración, de acuerdo a especialistas se sabe que el papa Bonifacio IV formalizó la fecha cuando el 13 de mayo del año 609 dedicó el Panteón de Roma como iglesia en honor a la Virgen María y a todos los mártires; es decir que la conmemoración no era en noviembre, sino en mayo.
Fue hasta el pontificado de Gregorio III que la celebración se estableció el 1 de noviembre, debido a que el papa dedicó una capilla en la Basílica de San Pedro en honor a todos los santos. Posteriormente, el papa Gregorio IV ordenó en el año 837 que el Día de Todos los Santos se celebrara en toda la Iglesia cada 1 de noviembre.