Morelia, Michoacán (OEM Infomex).- Cuidar nuestra piel de la radiación solar es sumamente importante, sobre todo en esta temporada de calor.
La exposición excesiva a la radiación solar puede traer consecuencias perjudiciales en la piel, desde quemaduras solares hasta tener riesgo de cáncer de piel.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2010 se diagnosticaron 200 mil casos de melanoma maligno, y hubo 65 mil defunciones con este tipo de cáncer.
En 2020, aumentó la cifra a 1.2 millones de casos de cáncer de piel de distinto melanoma carcinomas, epidermoide y baso celular, y 235 mil casos de melanoma cutáneo, así como 64 mil y 57 mil defunciones prematuras, respectivamente.
Así que para cuidar adecuadamente la piel del sol, te diremos algunos consejos para disminuir el riesgo de padecer alguna enfermedad de piel.
- Utiliza tu protector solar; el uso diario de protector solar es la mejor manera de proteger la piel de la radiación solar, y se recomienda usar un protector con un SPF de al menos 30 y aplicarlo 20 minutos antes de exponerte al sol. También es importante aplicar cada dos horas o después de nadar o sudar.
- Usar ropa de protección solar; la ropa puede proporcionar una excelente protección contra los rayos del sol. Las camisas de manga larga, los sombreros de ala ancha y los pantalones largos pueden ser buenos para protegerte de los rayos.
- Evita la prolongada exposición al sol y en horas de mayor intensidad; Los rayos del sol son más intensos entre las 10:00 y 17:00 horas. Si es posible, evita exponerte en esas horas del día, pero si debes estar al aire libre, es recomendable usar protector solar y ropa de protección, así como buscar sombra.
- Hidratar la piel; La exposición al sol puede deshidratar la piel, lo que puede aumentar la sensibilidad al sol. Debes beber agua y utilizar una crema hidratante después de exponerte a los rayos.
- Realizar autoexámenes de la piel; Es importante revisar la piel periódicamente para detectar cualquier cambio o anomalía. Busca signos de lunares o manchas que hayan cambiado de tamaño, forma o color, o que piquen, sangren o sean dolorosos.