Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Iván Villanueva, fotoperiodista michoacano decidió comenzar una dieta, primeramente para perder peso y después para cuidar su salud, pues por el tipo de trabajo que tenía, había descuidado su alimentación, sin embargo, comer mejor y hacer ejercicio se han convertido en una forma de disciplina, amor propio y confianza.
“Lo necesitaba porque muchas veces nos vale cuidarnos y hay trabajos donde se complica comer a tus horas o algo bien, a veces solo traemos galletas y café, o hacemos una comida por la misma dinámica, me fui descuidando y vi que podía tener problemas de salud, mi condición era mala”, dice en entrevista.
Sin embargo, no niega que ajustarse a una dieta o buenos hábitos alimenticios es complicado, sobre todo económicamente, pues según sus cálculos, a la semana gasta personalmente entre mil 300 a mil 500 pesos en los productos necesarios y que incluye su dieta.
“Luego vienen los problemas de salud, pero considero que eso es más caro que llevar una buena alimentación porque se lleva una lana, tampoco es que tengas que estar en un régimen alimenticio, es solo comer sanamente, las porciones adecuadas y tomar mucha agua”.
Sí, para muchas personas comer saludablemente podría considerarse un privilegio, pues el costo de la carne, el huevo, las frutas y verduras, por mencionar algunos, son elevados, sin embargo, tener buenos hábitos podrían hacer la diferencia entre estar sanos o enfermos.
La nutrióloga egresada de la Universidad de Morelia, Andrea Friné Rubio Durón, acepta que en ocasiones las consultas nutricionales no son accesibles para la población, pues suelen costar de 300 a 400 pesos y la gente suele sobreponer otras necesidades.
Apunta que las dietas no solo van enfocadas a las necesidades fisiológicas de los pacientes o personas, sino también a otros aspectos como el ambiente en el que se desenvuelve, a qué hora se levanta, qué tipo de trabajo tiene, qué religión practica, su nivel socioeconómico, etc.
De acuerdo a Rubio Durón, hay nutriólogos que suelen ofrecer paquetes con listas de alimentos que recomiendan comprar en las grandes cadenas comerciales, aunque acota que también se puede seguir una alimentación sana con productos de la canasta básica y que están al alcance de casi todos.
Por ejemplo, un desayuno acompañado de dos huevos con jamón, una porción de frijoles, tres tortillas y una taza de café; luego una colación de yogurt con fruta y granola; para la comida media taza de arroz, un bistec en chile negro, una porción de calabacitas a la mexicana, tres tortillas y agua de sabor; como segunda colación pueden ser 14 cacahuates y de cena, pan con leche o dos quesadillas más leche.
Sin embargo, esta lista que contiene de mil 800 a 2 mil kilocalorías, es un requerimiento estándar, es decir, que cada persona tiene el suyo porque nuestros organismos funcionan diferentes y no será lo mismo para un bebé, un niño, un adolescente, una mujer embarazada, un adulto mayor, alguien con alguna patología o un deportista.
“Más allá de ser una dieta es una plan alimentación que está considerando dos cosas: cumplir con requerimientos de las personas hablando de cuestiones nutricionales sin dejar de un lado la realidad, el contexto sociocultural y lo que es la alimentación general y básica de un mexicano”.
Iván, el fotoreportero detalla que lo más caro son las frutas como las fresas, berries, la carne o los lácteos que deben ser bajos en grasas, aunque asegura que no todo tiene que ser costoso si se eliminan ciertos hábitos negativos, como el consumo de refrescos por algo nutritivo.
Canasta básica
Esta semana la mayoría el precio de la canasta básica se mantiene a la baja, pues se puede adquirir en 335 pesos, es decir, 35 menos que la semana pasada. Los insumos que mantienen su precio son el pollo en 70; el azúcar en 26; las tortillas en 22; la pieza de bolillo en 6. Los que bajaron son el aceite de 56 a 53; el jitomate de 18 a 15 y el aguacate de 80 a 45 pesos. Sin embargo, aumentó cuatro pesos el huevo pues pasó de 34 a 38, el limón de 22 a 25 y el frijol de 34 a 35.