Morelia, Michoacán (OEM Infomex).- Sin duda la actividad humana ha dañado mucho al medio ambiente, y un ejemplo de ello es la lluvia ácida, que es un fenómeno atmosférico generado por la contaminación de quema de combustibles fósiles.
Esa lluvia ácida se ha apoderado de varios ecosistemas a lo largo de estaciones diferentes, aunque las erupciones volcánicas pueden producirla, sin embargo con las consecuencias de la actividad humana generamos este fenómeno.
La lluvia ácida no es un fenómeno natural y se produce por la actividad humana desmedida, como la quema de combustibles que se eleva a la atmósfera.
Según registros del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), de Colombia, los principales compuestos que generan esa lluvia ácida son los óxidos de azufre y nitrógeno, pero también hay otros que son cloro y amoniaco, y compuestos orgánicos volátiles.
Estos compuestos químicos artificiales surgen de los escapes de los vehículos, de fábricas y plantas de electricidad a base de carbón, y todo esos son tóxicos para nuestro sistema respiratorio, al contacto de la piel humana, de otras especies y plantas.
Las consecuencias de esta lluvia ácida recae más en los cuerpos de agua naturales, como de ríos, arroyos, lagos e incluso de los mares y son afectados por la acidificación.
Si se agrava más, puede contaminar las reservas subterráneas de agua.
También con las corrientes eólicas, los vientos propagan las nubes cargadas de lluvia ácida a cientos de kilómetros, y esto puede ocasionar daños en los campos de agricultura.
Las precipitaciones contaminadas se disuelven los nutrientes de los suelos, y en casos extremos queman a los árboles y con ello los deja sin follaje. Por lo que puede afectar la estabilidad de los ecosistemas porque los animales pueden quedarse sin refugio natural.
En cuanto a los humanos, la lluvia ácida puede ocasionarnos malestares como asma, bronquitis y neumonía. En otros casos también puede generar pérdida de pelo y severas quemaduras en la piel.