Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El Laboratorio de Innovación y Evaluación en Bioenergía (LINEB), perteneciente al Instituto de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM Morelia, será uno de los ocho centros en el mundo que podrá evaluar normas ISO que aseguren la calidad de estufas de leña en cuanto a eficiencia de combustión y emisiones de contaminantes.
El tema se vuelve relevante toda vez que en México son casi 28 millones de personas las que utilizan leña y carbón para cocinar, mientras que 800 mil lo hacen en Michoacán. Esta práctica causa severos daños en el medio ambiente; por un lado, provoca la deforestación de los bosques para obtener madera, y a la vez genera contaminación del aire en perjuicio de la población. Además, ante el incremento en el precio del gas, cada vez son más las familias que recurren a la leña como combustible, situación que seguirá cuesta arriba en los próximos años.
En entrevista exclusiva, los investigadores Omar Masera Cerutti y Víctor Ruiz detallaron que el objetivo de la Alianza por el Cocinado Limpio (CCA) es promover el acceso a energías y dispositivos que permitan una cocción saludable para los casi tres mil millones de personas en el mundo que hoy no satisfacen esta necesidad básica, y además viven en condiciones de pobreza en áreas rurales de los países del Sur Global.
“Hablamos de un problema ambiental y de salud a nivel mundial, porque prácticamente se producen 4 millones de muertes al año por la falta de dispositivos adecuados para cocinar, así como una degradación de los recursos forestales”, acotaron.
Una de las máximas del desarrollo sustentable señala que la población tiene derecho al acceso de energías limpias, por lo que este proyecto se encamina a contribuir con esa condición decretada por la Organización de las Naciones Unidas.
Explicaron que, tras este acuerdo internacional, Michoacán albergará uno de los laboratorios que tendrá la posibilidad de evaluar estándares ISO dirigidos a asegurar la calidad de las estufas que funcionan con leña o carbón. Los estándares a medir serán la eficiencia de combustión, emisiones contaminantes intramuros (monóxido de carbono y partículas suspendidas); emisiones de gases de efecto invernadero, así como la durabilidad de estos dispositivos.
“Estamos viviendo un encarecimiento del gas LP, lo que ya se está traduciendo en mayor uso de leña y carbón, algo que se le conoce como pobreza energética”, dice Masera Cerutti.
“Hay que medir la eficiencia térmica, las emisiones con impactos a la salud y al ambiente, así como la seguridad y durabilidad de diversas tecnologías usadas en el mundo para cocinar, incluyendo diversos tipos de biocombustibles como lo son la leña, carbón, pellets y briquetas”, añade Ruiz.
Los investigadores de los ocho laboratorios trabajarán durante un año para tener a los mejores modelos y así ofrecer un estándar de estufas naturales que contribuyan a la salud del planeta y sus habitantes, buscando que no sean peligrosas y además se puedan utilizar por muchos años.