Javier Camarena (Xalapa, 1976) está en el clímax de su trayectoria artística. En entrevista confiesa sentir la madurez total de su voz y tener la capacidad de emprender grandes retos como la interpretación de Tamino, personaje central de la ópera La flauta mágica, de W. A. Mozart, que tuvo su debut el lunes pasado en el Teatro Liceu, en Barcelona, donde ofrecerá cuatro funciones más bajo la dirección del venezolano Gustavo Dudamel.
“Es un reto a considerar porque he interpretado roles de Mozart, pero no es parte de mi repertorio habitual, el estilo de Mozart es un gran desafío; por otra parte el idioma es en alemán, y si bien lo hablo pero no con tanta fluidez como el italiano o el inglés, a la hora de cantar cambia mucho en cuestión de fonética y eso implicó una preparación ardua previa; es muy interesante encontrarme con este personaje en un periodo de madurez dentro de mi carrera”, detalló en entrevista desde Barcelona.
Cuando Camarena, uno de los tenores mexicanos más reconocidos internacionalmente en la actualidad, habla de la madurez de su voz se refiere a que ésta ha alcanzado un nivel de “grosor” que le permite interpretar personajes más complejos, que integran canto y actuación, y pasar el nivel de “voces ligeras”.
“Al inicio de mi carrera, los primeros ocho años fueron de hacer óperas del repertorio del tenor lírico ligero, esto eran muchas óperas de Rossini, de un estilo bel cantista, con una voz ligera de timbre más agudo, pero esta obra de Mozart al contrario, está en una parte de la voz que no exige los agudos, sino que es una obra que está centrada en la voz del tenor y por lo tanto en la parte de expresión e interpretación más dramática, requiere una voz de más peso, más oscura”, precisó.
El argumento de la ópera, estrenada por primera vez en 1791, trata sobre un príncipe egipcio y su amor con la hija de la Reina, Pamina. Podría ser un simple cuento de hadas, pero para muchos investigadores la historia tiene simbolismos y referencias a la masonería; lo cierto es que un eje conductor de la historia es la lucha entre la luz y la oscuridad, un símbolo recurrente en las enseñanzas masónicas, lo mismo que el encumbramiento del individuo por encima de cualquier título nobiliario.
Para Camarena, el libreto permite una reflexión sobre el actuar de los individuos en la sociedad, el bien y el mal; aunque también encuentran un mundo fantástico y noble como en su propio personaje. “Taminoes un príncipe fiel a sus convicciones y dentro del contexto de la ópera, se mueve por sobre todas las cosas por el amor siente por Pamina”, refirió.
La ópera fue escrita por Mozart en plena madurez; de hecho fue la última que compuso, y por ello no tiene un tono convencional sino está dentro del género “singspiel”, un tipo de ópera popular cantada en alemán en la que se intercalan partes habladas y actuación, lo que representa un reto mayor a los intérpretes en el escenario.
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A partir de este personaje, Javier Camarena confiesa que dirigirá su trayectoria hacia obras más complejas que representan una madurez vocal. En tanto, tiene su agenda llena este año y el próximo. Participará en el Festival Donizetti de Bérgamo y en las casas de ópera de Nueva York, París, Berlín, Zúrich, Barcelona y Montecarlo.
“La experiencia en el debut fue maravillosa, la energía del maestro Dudamel en la dirección de orquesta hizo mucho más impactante la ópera y parece que le gustó al público”, concluyó del proyecto que tendrá funciones el 22, 26 y 28 de junio y el 1 de julio en el máximo recinto operístico de Barcelona.
Cuando habla de la madurez de su voz se refiere a que ha alcanzado un “grosor” que le permite interpretar personajes más complejos
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