Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Cada 22 de junio se conmemora el Día del Vocho, con el objetivo de rendir homenaje a este icónico vehículo que marcó una huella histórica al paso de los años en los mexicanos. No obstante, la historia detrás de este automóvil posee un controvertido origen bajo el régimen de Adolf Hitler y aquí te lo contamos.
El Volkswagen Sedán, conocido popularmente como el Vocho, se remonta a la Alemania de los años 30, cuando Hitler encargó a Ferdinand Porsche el diseño de un automóvil accesible para el pueblo alemán y fue en 1938 cuando presentaron el en prototipo que se convertiría en el Vocho que actualmente conocemos
El proyecto de este automóvil era conocido como "Kraft durch Freude" (Fuerza a través de la alegría), la intención era diseñar un vehículo pequeño, resistente y de bajo costo que pudiera ser accesible para la mayoría de los ciudadanos alemanes. El objetivo era fomentar la posesión de automóviles y aumentar la lealtad y el apoyo al régimen nazi.
Sin embargo, por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la producción en masa de este automóvil tuvo afectaciones. No fue hasta después de finalizar la guerra, que la fábrica de Volkswagen en Wolfsburg, Alemania, fue tomada por el gobierno británico y más tarde entregada a las autoridades alemanas. Y fue en este punto que este coche empezó a popularizarse por todo el mundo, convirtiéndose en un éxito mundial.
Si bien la intención original del la creación de este coche era noble, no podemos negar la relación entre Hitler y la creación del Volkswagen Sedán y sus otras intenciones, como que el régimen nazi también utilizó el Vocho como instrumento de propaganda. Pese a lo cual, con el paso del tiempo el Vocho pudo separarse de su pasado turbulento transformándose en un ícono histórico automotriz y cultural.
El Vocho en México, ¿cómo inició esta historia?
Aproximadamente en la década de los 50°, el Vocho llegó a México, donde se estableció una planta de ensamblaje en la ciudad de Puebla y años después pudo ser comercializado. Esta producción local permitió que el Vocho se convirtiera en un automóvil ampliamente accesible para el mercado mexicano, y rápidamente ganó popularidad en el país.
El Vocho se adaptó perfectamente a las necesidades y condiciones mexicanas. Su diseño robusto y su facilidad de mantenimiento lo convirtieron en una de las mejores opciones en la época para enfrentar las calles y carreteras del país. La producción de este coche que se convirtió en una huella imborrable cesó en 2003, pero a pesar de sus polémicas raíces, el Vocho dejó una huella imborrable en la cultura mexicana.