Ararat, del hobbie al pódium

Víctor Ruiz

  · martes 16 de julio de 2019

Foto: Mariana Luna

Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Dice Ararat Amezcua Arroyo que cuando pisó por primera vez el tatami del Campeonato Mundial de Karate de Bratislova, Eslovaquia, le pasó lo que hasta en ese momento solo había visto en las películas: en un flash dentro de su cabeza se le atravesaron las palabras de su familia, amigos y entrenador.

“Esto lo tengo que saber aprovechar y saber canalizar la adrenalina con cabeza fría”, fue lo que pensó antes de dar el primer golpe a la competidora de Rumania. A la postre, la michoacana de 19 años de edad se haría de la medalla de bronce en la división de 55 a 60 kilos.

En entrevista para el Sol de Morelia, la deportista confiesa que el momento estuvo lleno de presiones que tuvo que aprender a controlar en ese momento, “traes atrás de ti a México, a tu familia, piensas en todo el dinero que han invertido en ti y claro que es algo que te invade”.

Sin embargo, enfrentando a rivales de diferentes países, Ararat expone que entendió que el punto clave entre el éxito y el fracaso es saber centrar los pensamientos, “lo que yo puedo recomendar a cualquier atleta es que sepan que la mente es muy poderosa y que ahí está todo”.


Sus inicios

Lejos de lo que indica la tradición deportista, Ararat Amezcua inició su camino por el karate relativamente tarde. Cuenta que a los 12 años de edad llegó a su secundaria un programa de jóvenes talentos. Tras haber realizado las respectivas pruebas físicas, la moreliana fue seleccionada para practicar dicha disciplina con una beca de respaldo.

“A mí desde niña me gustaba el deporte, ya practicaba gimnasia y natación; pero cuando conocí el karate supe que era lo mío. Primero era un hobbie, ya luego me comenzaron a exigir más y me di cuenta que atrás quedaba lo de pasatiempo, supe que tenía que centrarme más y llegar a ser cinta negra”.

La primera pelea de Ararat fue en un torneo realizado en Michoacán. Explica que el momento estuvo lleno de mucha adrenalina, de dudas y pensando “cómo le iba a hacer para entrarle al rival”. Al final, se llevó la victoria, motivación y lo que calificó como un “mundo de experiencias”.

Pero más allá de las victorias o derrotas comparte que el karate le ha otorgado cambios más profundos que han trascendido a su vida cotidiana, “el deporte forjó en mí una persona de bien, con valores y principios, me ha marcado mucho en la escuela y con mi familia”.

Y es que se dice orgullosa de poder confirmar que en el karate se absorben valores como el respeto, la puntualidad, la honra y sobre todo ser muy disciplinado. Sobre este último punto, subraya que es donde se engloba todo, pues sin ese hábito, sentencia que no existe forma de sobresalir.

Ararat Amezcua refiere que la medalla de bronce en Eslovaquia realmente representa el inicio de su andar por el karate. Falta mucho, asegura. Emocionada ya planea sus objetivos: “Hay que ir al Panamericano que se realizará en Brasil, luego viene el Mundial en Holanda para el próximo año y también en un futuro tenemos que estar en unos Juegos Olímpicos”.