Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El pueblo está callado y triste. Frente a Covid-19, no hubo milagro y por primera vez en su historia, la tenencia de Cuto de la Esperanza tuvo que suspender las fiestas patronales del Día de la Santa Cruz. No hay castillos pirotécnicos ni procesión religiosa, tampoco bandas de viento y mucho menos litros de mezcal o tequila.
Ante la solitaria plaza principal, una señora limpia minuciosamente a Jesucristo con una jerga, mientras sus hijas consiguen una escalera para poder colgar los adornos rojiblancos. Un día antes les avisaron que no habría festejos de ninguna índole, pero desde la iglesia hicieron el llamado a por lo menos atender la tradición de exhibir las cruces a las afueras de sus hogares.
El jefe de tenencia, José Luis Rivera Sánchez, explica que junto a las autoridades eclesiásticas trataron de resistir hasta el último momento antes de tomar una decisión, pero la cosa no mejoró y terminaron por hacer oficial lo que Cuto de la Esperanza ya se temía: “En 2020 celebraremos al Señor del Socorro desde nuestra casa”.
El anuncio que es apenas visible, está escrito en una hoja tamaño carta que fue pegada justo en la entrada lateral de la iglesia. Es como si se tratara de una noticia que nadie quiere leer y que pretende pasar desapercibida.
José Luis Rivera califica al pueblo como un lugar de fieles católicos con arraigo inquebrantable, por lo que se decidió que el sacerdote de la tenencia, junto a dos colaboradores, hicieran un breve recorrido por las calles para bendecir los hogares.
Aunque el jefe de tenencia no da con el dato preciso, estima que Cuto de la Esperanza tiene casi los 100 años festejando el Día de la Santa Cruz. Inclusive, refiere que los más viejos aseguran que la tradición viene de mucho tiempo atrás, cuando el pueblo se llamaba Santa Cruz, allá por el año de 1850.
Normalmente la fiesta inicia desde el 2 de mayo, pero el mero día comienzan los festejos con las mañanitas en el templo, luego bajamos una imagen que está a la entrada del pueblo y se hace una procesión por las calles. También se ofrecen misas, bautizos, primeras comuniones y en la plaza se instala una especie de feria y juegos pirotécnicos
Pero la pandemia no sólo detuvo los festejos patronales, sino la visita de los paisanos que radican en los Estados Unidos y quienes año con año regresan al pueblo durante esta temporada para encontrarse con sus familias. “Si normalmente llegan más de 100 michoacanos provenientes de Washington, ahora a lo mucho vinieron cinco”.
En la calle principal de la localidad, las cruces que adornan los hogares se acompañan de mensajes constantes de prevención ante Covid-19. El jefe de tenencia relata que en un inicio los mayores se negaban a creer, pero cuando un mal día llegó la noticia de que un antiguo habitante de Cuto había fallecido en la Ciudad de México a causa del virus, la cosa cambió radicalmente.
José Luis Rivera destaca que todos han apelado a la solidaridad en las últimas semanas, tratando de cuidarse unos a otros. Esa misma empatía es lo que permitió que por primera vez el pueblo no tuviera su fiesta patronal. No sabemos cómo actuar, confiesa.