Morelia, Michoacán.- Entre la calle Andrés Quintana Roo y la Avenida Madero, frente al Templo de La Merced, en el Centro de Morelia, también se respira dolor y tristeza, ya que fue el segundo lugar donde criminales lanzaron una segunda granada de fragmentación durante los festejos del Grito de Independencia que dejó sin vida a Alfredo Sánchez Torres.
El lugar ha sido olvidado por administraciones pasadas, ante lo cual, el Ejecutivo junto con las víctimas planean instalar un segundo memorial como medida restaurativa.
Hace 15 años que en pleno corazón de la ciudad de Morelia se presentó el primer ataque terrorista en el país, a través de dos granadas arrojadas a la población michoacana que disfrutaba de la celebración del 15 de septiembre; la primera fue en la Plaza Melchor Ocampo, y la segunda a unas cuántas cuadras de Catedral frente al Templo de la Merced. Pese a que en este último lugar hubo una víctima, durante mucho tiempo fue olvidado y excluido por las anteriores administraciones estatales que excluyen el espacio físico.
Del 2008 a la fecha, en el segundo lugar donde explotó la granada lanzada por integrantes de grupos criminales, quienes acababan de mostrar músculo en medio de la llamada Guerra contra el narcotráfico, iniciada por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa en 2006, ninguna autoridad se acordó de colocar una insignia, placa o un monumento en honor a uno de los eventos más trágicos que vivió Michoacán.
Sin embargo, en la administración morenista de Alfredo Ramírez Bedolla, de acuerdo a lo expresado por la Subsecretaria de Derechos Humanos y Población de la Secretaría de Gobierno, Elvia Higuera Pérez, se concretó con los familiares y las víctimas del atentado terrorista, la colocación de un memorial a través de una placa diseñada por los afectados para que de manera simbólica se restaure la violación de derechos que se vivió en aquel 15 de septiembre de 2008.
Pero a raíz de que el espacio donde se pretende instaurar la placa para el memorial es propiedad privada, pues pertenece a un particular y quien aún no lo autoriza, la subsecretaría de Derechos Humanos del gobierno estatal adelantó que si en dado caso el dueño del negocio (mueblería) no accede a la petición, entonces valoran colocarlo en la Plaza Melchor Ocampo, sin embargo, expuso que lo importante es visibilizar el segundo lugar donde también ocurrió la tragedia.
“Se había pensado en la banqueta, pero es difícil, porque también implica una serie autorizaciones por parte del INAH, pero estamos en el proceso de tener la autorización del particular, porque para las víctimas sí tiene un significado espiritual, pues aunque ya no está vivo o viva su familiar, sigue presente su esencia y su nombre incrustado en la pared, donde el estado reconoce este hecho tan lamentable para los michoacanos”, abundó.
Enfrente del Templo de La Merced a escasos metros de la avenida Madero entre la calle de Andrés Quintana Roo, también se respira el terror, la tristeza, dolor y miedo, pero que en un primer momento lo que reinaba era la diversión, felicidad, así como un ambiente festivo entre los michoacanos. El memorial que se pretende colocar en este lugar del centro de la ciudad, le costaría al gobierno actual entre 15 y 20 mil pesos aproximadamente.
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En entrevista con El Sol de Morelia, la funcionaria estatal explicó que la esencia de un memorial es mantener viva la memoria histórica de hechos o sucesos que bajo ninguna circunstancia deben repetirse, y está relacionado con garantías de no repetición, pero también restauración de lo acontecido, en este caso, del 15 de septiembre. "El memorial, también está relacionado con un tema de justicia, de restaurar simbólicamente un daño que se causó o cuando hay violaciones graves de derechos humanos”, agregó la subsecretaria estatal.
Elvia Higuera, recordó que los memoriales se han instaurado desde hace mucho tiempo, por ejemplo, en el marco de la Segunda Guerra Mundial para recordar y honrar a las víctimas del “holocausto” o también genocidios y muertes colectivas por un tema ético o religioso. Abundó en que en Colombia, también hay varios memoriales a raíz de la masacre originada por los grupos del narcotráfico o el movimiento guerrillero.
En el caso de México, comentó que que el primer memorial se instauró para hacer justicia a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez que tiene que ver con la sentencia del caso González y otras vs México mejor conocido como “Campo algodonero”, cuya sentencia fue emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante la Corte IDH) el 16 de noviembre de 2009, misma que representa un antes y un después para el Estado mexicano cuando de violencia de género se habla.
Agregó que en los últimos años el sistema interno de protección a derechos humanos como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) organismo que también ha emitido recomendaciones, ya han integrado al memorial como parte de la reparación del daño y de generar garantías de no repetición. En el caso de los llamados “granadazos”, hasta la fecha se desconoce qué fue lo que pasó aquel 15 de septiembre de 2008, y aunque el gobierno actual ha pugnado para que se continúe con la investigación a nivel federal, como víctimas y toda la sociedad exige que se llegue a la verdad.
“La verdad se vuelve importante, sobre todo en qué fue lo que motivó el hecho o quien lo ejecutó, es decir, hay un tema de acceso a la justicia, después de la reparación del daño y de las garantías de no repetición”, indicó.
El otro lugar silencioso, pero con recuerdos de dolor
Eran las 23:00 horas del lunes 15 de septiembre, cuando Alfredo Sánchez llegó al Centro de Morelia sin saber lo que minutos después ocurriría en una de las celebraciones que hasta ese momento era de las más concurridas en la ciudad.
Alfredo un obrero y aficionado de hueso colorado del Monarcas Morelia, arribó ese día de los lamentables hechos al primer cuadro de la ciudad para recoger a sus familiares que habían ido a disfrutar de la verbena popular, pero ante un Centro atiborrado de gente, decidió estacionar su automóvil a unas cuadras de Palacio de Gobierno para esperarlos cerca de La Merced.
Con una llamada telefónica, Alfredo avisó a sus familiares que los esperaba donde se encuentra la iglesia, sin embargo, a las 23:00 horas el gran estruendo que en un primer momento parecía ser un cohetón privó de la vida al aficionado rojiamarillo, y que después fue confirmado que ese sonido que cimbró a los moreliano fue una segunda granada de fragmentación, misma que interrumpió el discurso que en ese momento estaba dando el entonces gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, frente al Palacio de Gobierno.
Margarita Castillo, viuda de Alfredo Sánchez con quien procreó tres hijos, en entrevistas recuerda a su esposo como una persona aguerrida, bailadora, alegre y bromista. La pérdida de su esposo ha sido difícil, ya que era el sustento económico de su familia y aunque recibe la pensión del gobierno nadie le regresará a su marido.