Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El juez Ariel Montoya Romero aceptó la petición del Ministerio Público para que Fernando N., padrastro del imputado Diego Urik, sea obligado a testificar en el desfile probatorio que se sigue por el feminicidio de la joven Jessica González Villaseñor el 21 de septiembre de 2020.
Los representantes de la Fiscalía General del Estado (FGE) hicieron saber en la audiencia de este lunes que Fernando ha sido llamado un par de ocasiones para que rinda testimonio, pero hasta el momento se ha negado. Por ello, solicitaron recurrir incluso a la fuerza policial para que acuda a la sala del Poder Judicial el próximo 29 de agosto, lo que Montoya concedió, no sin advertir que de encontrar resistencia podría ser arrestado por 36 horas.
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De acuerdo a lo dicho por uno de los peritos de investigación de la propia Fiscalía, Fernando N. declaró el 23 de septiembre de 2020 que dos días antes su hijastro Diego Urik le llamó por teléfono para que le consiguiera un abogado, pues una de sus amigas estaba desaparecida y en redes sociales ya se rumoraba que él era sospechoso. Además, el mismo Fernando habría llevado a lavar un automóvil Polo color gris en el que presuntamente se transportó el cadáver de Jessica el día de los hechos.
La audiencia de este día se caracterizó por un ríspido diálogo entre el juez y los abogados defensores, quienes al no acatar las calificaciones del magistrado fueron multados en dos ocasiones: primero con 20 y después con 50 Unidades de Medida y Actualización (UMAs) cantidad que en total equivale a seis mil 720 pesos.
La determinación causó la protesta de los cuatro representantes legales, quienes solicitaron revocarla y de paso acusaron a Montoya Romero de ser parcial y favorecer al Ministerio Público, pues les permite “preguntas ilegales” que conllevan respuestas similares. “Esta defensa se siente discriminada”, dijeron, pero la respuesta del juez fue la misma en el sentido de que sus calificaciones no pueden ser debatidas en el transcurso de las audiencias.
Tres testigos
En el desfile testimonial se escuchó en primer lugar a Gregorio N., quien aquel 21 de septiembre se encargó de recibir en un autolavado al Polo gris, mismo que llevó “una muchacha” para que más tarde también arribaran dos varones a verificar el trabajo. Uno de ellos fue insistente en que se lavara bien la cajuela, refirió el testigo.
Dijo que el auto estaba muy manchado de los asientos, el piso e incluso la palanca, pero que es habitual que algunas unidades lleguen en esas condiciones. Pese a la resistencia de los abogados, en la sala de audiencias se mostraron un par de fotografías que él mismo tomó con su celular donde se aprecian las manchas en los asientos delanteros y traseros. Finalmente, dijo que alcanzó a ver en el interior del coche una credencial de estudiante donde se leía el nombre de Diego, sin recordar apellidos ni otros datos.
Como segundo testigo se hizo pasar al policía de investigación Luis David N., quien aceptó haberse equivocado en llenar un reporte el día en que hallaron el cuerpo, pues asentó una hora inexacta. La defensa de Urik hizo hincapié en que el agente no contaba con una certificación en materia de desaparición de personas al momento de realizar dicha diligencia, pues apenas estaba en un curso y se acreditó tres meses después.
En su labor también solicitó videos de vigilancia que fueron almacenados en par de memorias USB llevadas a la sala como materia probatoria, lo que dio pie a otra confrontación con los abogados que en todo momento quisieron demostrar que no eran las originales y podrían contener un contenido alterado.
El último en testificar fue el perito químico Christian N, quien dijo haber hallado restos de sangre humana y un cabello de mujer entre las prendas de Diego Urik que estaban en su recámara. Sin embargo, a él no le correspondía averiguar a qué persona correspondían esas evidencias.
En contexto
Jessica González Villaseñor fue asesinada el 21 de septiembre de 2020 en un terreno cercano al fraccionamiento Bosque Monarca, en la zona de Altozano, al sur de Morelia. El imputado es Diego Urik, con el que sostenía una relación sentimental, y quien permanece en prisión mientras se desahogan testimonios.