Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Cansada del acoso sexual y los “piropos”, Carmen González tomó la decisión de acudir a clases para aprender defensa personal y así contar con herramientas que le permitan protegerse en las calles de la ciudad.
Después de vivir situaciones donde se violentaba su integridad física, junto a otras compañeras buscaron a un colectivo feminista de la Ciudad de México llamado “Comando Colibrí”, el cual las orientó para aprender artes marciales que les sirvieran para escapar de situaciones riesgosas.
“Yo creo que todas las mujeres hemos padecido problemas de acoso, en alguna ocasión yo caminaba por el zoológico y un tipo que pasó en un carro me nalgueó, entonces la impotencia y el miedo que te queda es muy grande, y ni qué decir de todas las cosas que te dicen cuando caminas por la ciudad, el que te chiflen o te enseñen su pene; todo eso te llena de asco”.
Ya instaladas con “Comando Colibrí”, las mujeres comenzaron con sus clases de técnica de autodefensa, pero las sesiones también se complementaban con una serie de conversatorios en el que reflexionaban sobre el porqué vivían la violencia en los espacios públicos y cómo reaccionaban ante ello.
“Aprendí que la idea básica de la defensa personal no es tirar golpes, pues aunque forma parte de las lecciones, lo primordial es que se pueda escapar de una situación, para eso tenemos que saber identificar cuando estamos en peligro y actuar sin que le des oportunidad a la persona de enfrente de agredirte”.
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En este sentido, refirió que el aprendizaje iba desde cómo caminar por las calles, el cómo mirar a los ojos, saber leer el entorno y el no tener miedo, ya que argumentó que el temor inmoviliza y no te deja responder de ninguna manera.
“El miedo es algo que les pasa a muchas mujeres, pues en situaciones violentas nos quedamos congeladas y no sabemos cómo reaccionar, ya que desde niñas nos enseñan que no lo tenemos que hacer, a comparación de los hombres, quienes cultural o instintivamente suelen responder una agresión con otra”.
Carmen González calificó como “dura” la experiencia de tener que asistir a clases de defensa personal, puesto que lejos del ámbito deportivo, compartió que le tocó escuchar testimonios de mujeres que estuvieron expuestas a situaciones de alto riesgo y que tuvieron que revivir al momento de realizar ciertas maniobras.
Crece el número de alumnas
En los últimos dos años, la presencia de mujeres en academias de defensa personal se ha incrementado considerablemente, así lo informó el propietario de la Academia Krav Maga Morelia y miembro de la Asociación Nexus Fight Center, Eduardo Pérez.
En entrevista, detalló que cuando abrió su academia el 95 por ciento de la matrícula eran hombres, pero tras dos años de trabajo, las cifras se han equilibrado y ahora son 50 y 50, lo que desde su percepción es un reflejo de la violencia de género que se vive en Morelia.
Asimismo, el instructor con siete años de experiencia puntualizó que las mujeres que acuden le han compartido todo tipo de experiencias, desde un acoso callejero, tentativas de violación sexual y hasta intentos de secuestro.
“Son muy variadas las razones, pero todo va enfocado a quererse defender, a hacer algo por ellas mismas y no dejarle todo al gobierno; por ello, constantemente abrimos talleres y seminarios exclusivos para mujeres”.
Bajo este contexto, Eduardo Pérez expuso que se ha visto en la necesidad de adecuar técnicas para que puedan ser aplicadas por las mujeres en caso de que sean agredidas en las calles, pero además, enfatizó que también se les imparte la teoría, dado que añadió que la defensa personal es 90 por ciento prevención y 10 por ciento reacción.