Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El desfile de testimonios para desahogar pruebas en el caso de Xitlali Ballesteros, enfermera de 31 años de edad asesinada el 30 de septiembre de 2020 en la casa de su suegra, continuaron la mañana de este viernes en la sala 3 del Poder Judicial del Estado.
La primera en pasar frente al juez fue precisamente la señora María del Carmen, madre del doctor Luis Alonso Alemán, que para entonces ya sostenía una sólida relación con la joven mujer, lo que no había caído del todo bien entre los parientes del galeno aduciendo que había intereses económicos de por medio.
Te puede interesar: Asesinato de mujeres no es exclusivo del crimen organizado: Adriana Hernández
Sin embargo, ya sentada en la parte frontal de la sala, decidió abstenerse de dar algún testimonio, toda vez que le asistía ese derecho por ser pariente directa (abuela) de una de las inculpadas, en este caso Estephany N, ahí presente. Fue inevitable que ambas trataran de encontrar sus miradas, aunque fuera por unos segundos, con todo y que la señora ya presenta dificultades físicas para moverse por sí sola.
Quien sí brindó su testimonio fue Luis Fernando, hermano de la hoy presa. Desde las primeras comparecencias, su declaración resultó fundamental, ya que detalló que aquel día en que se cometió el asesinato él había salido de paseo con la señora Carmen y otros familiares, pero que al regresar notó un fuerte olor a limpiadores de pisos.
En esta ocasión ratificó lo dicho: el 30 de septiembre salió con doña Carmen, con su madre, algunos sobrinos y su hermano. Desde temprano y hasta las seis o siete de la tarde, fueron a la tienda Sams, comieron makis en Las Américas y dieron la vuelta en varios lados hasta regresar a la casa ubicada en el Retorno a Samuel Ramos, por el rumbo de Camelinas. Fue en ese lapso cuando Estephany y Laura N asesinaron a golpes a Xitlali, lavaron la sala y la cochera, la metieron a un auto Mercedes Benz para salir de la ciudad y deshacerse del cadáver.
La misma inculpada así lo narró en una audiencia previa, asumiendo su participación, pero acotando que la que terminó de concretar el crimen fue Laura, a quien le achacó prácticas de brujería que rodearon al acto final. Luis Fernando recordó que sí, que la casa donde se asesinó a Xitlali lucía como si acabaran de hacer el aseo, aunque nadie se había encargado formalmente de ello, en lo que sin embargo no habría reflexionado.
En el juicio también testificaron dos mujeres que visitan con frecuencia la calle de Retorno a Samuel Ramos. Una de ellas fue Marisol, cuyos padres viven ahí y siempre han llevado una buena relación con la señora Carmen.
La otra fue Montserrat, quien ese día visitó a sus abuelos para comer. Ambas vieron en distintos momentos cómo Estephany batallaba para meter en reversa el auto de la marca Mercedes Benz a la cochera de su abuela y narraron que se veía nerviosa, angustiada porque las proporciones del auto parecían muy grandes para el acceso a la casa.
Sus testimonios solo ratifican lo que ya arrojan las investigaciones de la Fiscalía y lo que aceptó Estephany: que ella y Laura llegaron a esa casa acompañadas de Xitlali, conductora del Mercedes, mismo que en primera instancia se quedó en la calle. Adentro la asesinaron y minutos después la joven salió para meter el auto a la cochera, introducir el cuerpo a la cajuela y arrojarlo en un huerto de Valle de Santiago, en el estado de Guanajuato.
La próxima audiencia fue programada para el 9 de mayo, donde se esperan más testigos tanto de la Fiscalía como de los abogados defensores.