Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- Tras la audiencia realizada el día de ayer, el juez Ariel Montoya Romero estableció que el próximo 26 de enero escuchará los alegatos finales en el caso del feminicidio de Jessica González Villaseñor, para que 24 horas después dé a conocer su fallo y así saber si el imputado de cometer el crimen, Diego Urik, es declarado culpable o inocente.
En el primer escenario, se pedirían algunos días más para dictaminar la sentencia, que contempla como máximo los 50 años de prisión. De lo contrario, el joven saldría libre inmediatamente.
Hay que recordar que el asesinato de la joven maestra se cometió el 21 de septiembre de 2020, y tras cuatro días de búsqueda su cuerpo fue hallado en una zona boscosa al sur de Morelia. Luego de citar a testigos al Ministerio Público y recabar pruebas, la Fiscalía General del Estado (FGE) ubicó a Diego como el presunto responsable, pero éste huyó por el temor a ser detenido. Finalmente, se dio con su paradero el 30 de septiembre en un hotel de Cihuatlán, Jalisco.
Etapa larga y trabada
Una vez que se le dictó prisión preventiva oficiosa al acusado, se abrió la etapa de investigación que finalmente desembocó en un juicio oral, esto es, una serie de audiencias públicas en las que el Ministerio Público reunió más de 100 pruebas y testimonios que mostró ante el juez, mientras que los defensores de Diego trataron de desacreditarlas. Esa etapa fue larga, se extendió por más de dos años y tres meses, pues en ese lapso se interpusieron amparos que trabaron el inicio de las audiencias, las cuales se volvieron pesadas por la cantidad de elementos probatorios aportados por los fiscales.
Las principales evidencias de la FGE fueron videos que muestran a Diego transitar por la zona en que se cometió el crimen el 21 de septiembre, la confiscación de su ropa con rastros de sangre que coinciden con la genética de la víctima, su propia sangre extraída en una prueba de Covid-19 que coincide también con lo hallado en el cuerpo de Jessica, así como intervenciones telefónicas y rastros fotográficos.
Pero también se escucharon testimonios claves en el caso, principalmente el de sus amigos más cercanos: Diego S. y Jair N., quienes confesaron haber visto el cadáver de una mujer en la cajuela del auto de Urik, quien se encargó de cargarlo en hombros y tirarlo en un predio cercano a Montaña Monarca, por la zona de Altozano. También acudió a testificar su amiga Hanna, con quien eventualmente sostenía relaciones íntimas. Como en su momento lo dijo ante agentes del MP, ratificó que guardó en su casa un hacha por encargo de Diego Urik y también llevó a lavar su auto a profundidad, pues estaba lleno de lodo sobre todo en la cajuela.
“El culpable sigue libre”
El día de ayer, el imputado hizo valer su derecho a hablar frente al juez, a quien le dijo que es inocente, pues el que cometió el feminicidio “sigue libre”, además de asegurar que quien se sentía atraído por Jessica era Jair, mismo que le confesó, el día del crimen, que “ya la había mandado a la chingada” tras descubrir una supuesta relación con otro joven también llamado Diego.
Asimismo, denunció haber sido torturado en prisión y ser obligado a ver en video cómo hacían lo mismo con su papá, como medida de presión para declararse culpable.
¿Qué sigue?
El próximo 26 de enero, en un horario por definir, el juez Ariel Montoya Romero escuchará los alegatos finales de las partes, es decir, las conclusiones a las que llegue la parte acusadora (los fiscales) y la defensora (el cuerpo de abogados de Diego Urik). Una vez que se desahogue las pruebas y contrapruebas, dará un plazo de solo 24 horas para volver a reunirlos en audiencia pública y dar a conocer su fallo. De ser hallado culpable, Diego Urik esperará otros días para que le dicten sentencia, la cual podría ser apelada si sus defensores no están conformes.
Hay que recordar que a finales del año pasado, un juez dictó una pena de 50 años para las asesinas de la enfermera Xitlali Ballesteros Heredia, pero ésta fue apelada y se llevó a un tribunal de alzada, que finalmente la redujo a 35 años de prisión.