Morelia, Michoacán (OEM-Infomex).- El amor a un escudo futbolero puede ser tan grande como para crear un negocio dedicado a venerar a las figuras que le han dado identidad. Así lo comprendió a mitad de los ochenta el señor Alfonso Partida Chávez, quien fundó al sur de la Ciudad de México una tortería dedicada enteramente al América, el equipo que lo ganó todo en esa década.
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Más de 30 años después, esa iglesia con fotografías de santos milagrosos como Zelada, Brailovsky, Tena, Manzo y Memo Ochoa luce con buena salud en el pueblo de San José de Gracia, Michoacán, recientemente en la palestra mediática luego de un enfrentamiento armado en una de sus calles principales.
El hecho delictivo trajo temor a sus habitantes, pero también un espíritu de resistencia para la familia Partida que atiende todos los días las tortas 'El Nido de las Águilas', atendido por la viuda de don Alfonso y por su hija, Elizabeth, quien nos narra el origen de este proyecto que solo un verdadero fanático podría levantar.
Nacido en este pintoresco pueblo que hace frontera con Jalisco, Alfonso emprendió el sueño capitalino a sus 25 años y para sobrevivir abrió un negocio de jugos y tortas al que de inmediato atascó de emblemas azulcremas. Le fue bien, al punto de tener tres sucursales por los rumbos de Chapultepec, Niños Héroes y la Doctores.
Años después decidió que era momento de volver a los orígenes y entonces llevó el mismo concepto a San José, donde por fortuna se le recibió bien, pues más allá de la parafernalia del Ame, ofreció tortas estilo chilango que no podrían ser rechazadas.
El recorrido por este local nos lleva, antes que nada, a deleitarnos con una carta en la que destaca la torta 'Cuauhtémoc Blanco', con queso, chorizo, jamón y piña, o, bien, la apodada 'Memo Ochoa', con milanesa, salchicha y queso; pero, al caminar, nos encontramos con cientos de objetos que rinden tributo a la historia del equipo fundado un 12 de octubre de 1916.
Hay fotografías de Adrián Chávez, Norberto Outes, Eduardo Bacas, Batata, Carlos Hermosillo, Mario Trejo, Gonzalo Farfán y otras glorias de su década dorada. También de épocas más recientes, donde destacaron Zague, Cesilio de los Santos, Edú, Ruggeri, Biyic y su compadre Kalusha, así como Davino, el Piojo López, Germán Villa, Cabañas, Moisés Muñoz y Oribe Peralta, sin que falten sus técnicos más exitosos como Carlos Reynoso, Mario Carrillo y Miguel Herrera.
Tener una colección calculada en dos mil objetos no fue sencillo. Alfonso trabajó intensamente para hacerse de camisetas, posters, gorras, pins, llaveros, tazas, veladoras, tarros, alcancías, banderines, vasos, balones, réplicas de trofeos, peluches e incluso pequeñas esculturas de águilas que fue colocando como trofeos a su amor incondicional.
Su hija nos cuenta que además gustaba de comprar pequeños ataúdes para 'enterrar' a sus acérrimos rivales cada vez que el Ave conseguía triunfos ante Chivas, Cruz Azul o Pumas, encuentros considerados clásicos.
En las paredes del Nido destacan las fotos que su fundador se tomó con los íconos del americanismo, pero no solo con jugadores y DTs, sino con comentaristas, cantantes, actores y empresarios que tenían en común el amor por los de Coapa.
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Para no discriminar y hacer que los clientes se sientan un poco locales, el negocio también tiene banderas de otros equipos de la liga, a fin de crear un ambiente familiar muy futbolero.
Hijo de un padre cristero, Alfonso no concibió la vida sin el amor americanista, al punto que en el campeonato donde derrotaron al Cruz Azul en serie de penales, salió a las calles de San José de Gracia ondeando una enorme bandera ante el beneplácito de sus vecinos.
Murió a los 79 años, pero el escudo lo llevó hasta la tumba y no es una metáfora, pues su familia mandó incrustarlo como un recuerdo para la eternidad, el de un hombre que sacó adelante a los suyos con los mejores recuerdos del club de sus amores.